Políticos

AROUSA

AREOSO | O |

03 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

EN ESTO de la política siempre he tenido muy claro que lo importante son las personas, no las siglas de los partidos. Que si mi voto se tambaleaba hacia uno u otro lado dependía de quién estuviera detrás de unas iniciales. Pero una siempre ha tenido también muy claro que determinadas letras servían para unificar a grupos de gente con los mismos ideales. Ya no estoy tan segura. Hace sólo unos años, los que entonces estaban en la oposición denunciaban todo tipo de políticas que consideraban injustas. Por poner un ejemplo, se hablaba entonces de marginación para todos aquellos que no formaban parte del gobierno amigo. Pues bien, poco tiempo ha tenido que pasar para que las cosas sigan siendo lo mismo. Ahora son los unos los que marginan a los otros y son los otros los que se quejan de las prácticas de amiguismo en los gobiernos. Me explico. Los que tanto se hartaron de denunciar esa teoría del gobierno amigo a la hora de repartir inversiones, son ahora los primeros en llenar las arcas de los de su mismo color. Mientras, los que en su día vendieron esta misma táctica como la mejor forma de hacer política, son ahora los que ponen el grito en el cielo cuando sus arcas se quedan vacías. ¿Y qué me dicen del uso de las instituciones? Los primeros criticaron hasta la saciedad el empleo de las administraciones públicas para hacer política de partido y, ahora, cualquier excusa es más que buena para desacreditar al contrario y poner en marcha campañas de acoso y derribo, no importa si para ello tengo que utilizar el cargo o la entidad a la que pertenezco. Mientras, los segundos protestan porque estas malas prácticas les afectan ahora a ellos. En resumen que, al final, da lo mismo porque tanto monta, monta tanto. Pues bien, esas prácticas me parecían igual de criticables antes que ahora, así que búsquense a otra. Yo reniego de los políticos.