Hartos de tanto hablar

AROUSA

AREOSO | O |

04 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

HACE TIEMPO que en Cambados no se habla de otra cosa que no sean los malos olores que a diario tienen que soportar los vecinos. Todo el mundo tiene una idea formada al respecto sobre el origen de estos cheiros con los que a diario nos sorprende el alcantarillado. Y claro, oposición y equipo de gobierno están que no paran echándose las culpas mutuamente y acusándose de una serie de despropósitos que hacía tiempo que no se veían. Que si ahora lleno el pueblo de carteles, que si ahora te denuncio, que si más tarde te demando yo a ti... Vamos que ambos se han enzarzado en una lucha dialéctica que, en mi humilde opinión, no nos lleva a ningún lado. Porque si de algo estamos hartos, por lo menos esta menda, es de escuchar cientos de opiniones diferentes que no han conseguido solventar esos repugnantes olores que con demasiada frecuencia llegan hasta nuestras narices. Resulta imposible describir cómo lo tienen que estar pasando en algunas viviendas que han sido invadidas por esos aromas de cloaca o cómo se están viendo afectados ciertos negocios en cuyas terrazas resulta imposible estar más de cinco minutos. (Algunos dirán que en Cambados ya estamos acostumbrados, porque no hace mucho era la bajamar la que dejaba en A Calzada unos olores igual de agradables.) Llevamos así tres meses y la única explicación que de verdad se ha echado de menos en todo este tiempo es la de los expertos en la materia. Ellos son los únicos que, por lo menos en público, no han ofrecido su versión, cuando se supone que son los que pueden encontrar la solución. Después ya llegará el momento de buscar a los culpables o de exigir responsabilidades políticas. Pero, primero, tratemos de dar solución a estos desagradables aromas que desde hace tiempo parecen cómodamente instalados en las calles.