Semana Santa

AROUSA

AREOSO | O |

28 mar 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

ADIÓS a las vacaciones. Un año más se acabaron las procesiones, los ayunos y los cuatro días al año en los que muchos aprovechan para hacer una escapadita. La vuelta a la rutina es desde ayer una realidad para muchos y otros leerán estas líneas en su primera jornada de regreso al trabajo. Pero habrá algunos, concretamente once en Galicia, para los que nada será lo mismo. Sus nombres han pasado a engrosar la lista de vidas que, un año más, se han quedado en el asfalto. Son un simple resultado con el que Tráfico tratará de recordarnos el año que viene, de nuevo, que hay que tener cuidado en la carretera. Que no se puede beber si se va a conducir o que no se puede hablar por el móvil mientras se está en ruta. Que se debe parar a descansar si uno siente sueño o que no se deben superar los límites de velocidad. Pero estoy segura de que el próximo año volveremos a ver los mismos titulares. Porque una vez creí que si los accidentes mortales se reducían año tras año, llegaría un momento en que el balance quedaría a cero. Ahora se que esto no es posible. Porque siempre habrá alguno que se crea más listo, más rápido y más seguro que los demás y opte por reinterpretar a su manera las normas de tráfico. Y aquí empezará de nuevo la desgracia.