Polémicas

AROUSA

AREOSO | O |

02 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

LA POLÉMICA entre las dos principales denominaciones de origen gallega se resume en una sola idea: la cooperativa ha visto el filón que supone la marca albariño y ha querido sacar tajada. Una decisión que puede ser más o menos criticada, pero que es perfectamente legal. Hay que tener en cuenta que no son los únicos que han apostado por el albariño. Lo hicieron primero en la Ribeira Sacra y lo están haciendo ya los americanos, a los que tanto gustan nuestros vinos. Y por mucho berrinche que tengan en Rías Baixas, nada podrán hacer contra lo que no es más que una consecuencia del libre mercado. Esto mismo le sucedió a Francia hace algunos años, y sus vinos siguen siendo los primeros del mundo. Y ahí es donde debe estar nuestra lucha. Las denominaciones se crearon para potenciar y garantizar el origen. Eso es lo que debe primar y lo que tenemos que transmitir a los consumidores. Hay muchos albariños, vale, pero los mejores son los de Rías Baixas. ¿Por qué? Por nuestros suelos, por nuestro clima y porque fuimos los primeros y los que mejor sabemos hacerlos. El problema surge cuando uno se encuentra con que las fronteras de esta denominación abarcan media Galicia y con que el mismo consejo regulador ampara regiones en las que el origen nada tiene que ver.