El principal problema de las propuestas consensuadas entre PP e Ivil es que contradicen en buena medida las últimas tendencias apuntadas por los especialistas sobre lo que debe ser la gestión municipal del deporte. Y, especialmente, por lo que respecta a la educación deportiva de los escolares. Cualificados representantes de universidades como la de Manchester o Bulgaria, y ya en España de la Universidad Autónoma de Barcelona, apuestan por un concepto que prime el factor educativo de la práctica deportiva frente al ámbito meramente competitivo. Es decir, justo lo contrario de lo que promueve la iniciativa de González Estévez, que dejaría en manos de los clubes la formación tanto de niños como de jóvenes. Un ejemplo. El Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña sostiene que «si se consigue que los practicantes orienten sus esfuerzos hacia el proceso, y no se fijen en el resultado, se contribuirá a crear un clima centrado en el propio aprendizaje y en los valores y actitudes que lo favorecen». Pero más explícita resulta la opinión de Juan José Azpeitia, entrenador del saltador asturiano de longitud, Yago Lamela: «El deporte debe nacer en las escuelas. Pero cuidado, lo importante no es obtener un Yago o un Martín Fiz, sino que los niños se diviertan. Lo primero es el deporte formativo; el problema es que muchos clubs comienzan a exigir a sus miembros que compitan desde pequeños, cuando el objetivo de ganar debe estar mucho más arriba». Tampoco se hace referencia alguna a la necesidad de articular desde el Concello prácticas deportivas para adultos y personas mayores, tendentes a mejorar su salud y su calidad de vida.