En cualquier deporte todos los modelos son válidos y ninguno garantiza el éxito en las competiciones. Lo que sí demuestra la historia es que si las deudas se disparan los resultados en la cancha acaban resintiéndose. Por eso no conviene perder jamás esa perspectiva.
Ahora mismo en el Obradoiro está abierto el debate: ¿Hay que fichar? El sí gana mayoritariamente. En todo caso, primero hay que despejar una incógnita: ¿Hay dinero? Porque tiene que salir de algún lado. El presidente se ha comprometido a involucrarse, pero aún así no es fácil. El Zaragoza y el Palencia, que también están en mercado, intentaron firmar a Luke Maye, quien acabó prefiriendo una oferta más jugosa en Japón. Lo que está claro es que el Obra no puede fichar expectativas. Y la historia reciente también indica que los más importantes son siempre los que ya están.
El obradoirismo tiene otro punto a su favor. En los tramos más complicados y difíciles, y ha pasado por unos cuantos, ha sabido cerrar filas, porque no es tiempo de buscar culpables sino soluciones. Sobre todo, no es momento para ciscar.
Cuando acabe la temporada ya habrá ocasión para el análisis y para aplicar aquello de que cada palo aguante su vela y ver si el proyecto va por la vía correcta o conviene revisar las agujas. Pero, mientras tanto, lo que toca es remar al compás. Como han hecho la afición, el equipo, el cuadro técnico y los dirigentes en tantas ocasiones, más allá de diferencias y discrepancias. Porque todos coinciden en querer lo mismo.
En una cosa no hace falta llegar al final de temporada para sacar conclusiones, porque la falta de un director general con mando en plaza es un error mayúsculo. No valen las intermitencias, el echar una mano cuando se puede. Y cubrir esa vacante no sería incompatible con una mayor implicación del consejo de administración en la gestión y en el día a día.
La manera de explicar episodios como el de la gestión del intercambio de entradas con el Breogán para los derbis, la comunicación del acuerdo de rescisión con Eric Washington a través de una línea por la mañana y un añadido por la noche o la reciente visita de Dragan Bender son tres ejemplos de que algo no funciona bien.