Llega a Sar el Bilbao Basket, un rival con un balance de ocho partidos ganados y diez perdidos, pero que viene de sufrir tres derrotas consecutivas en la ACB, dos de ellas en sus visitas a Fontajau y al Palau, y la tercera la pasada semana en Miribilla, cuando cayó con claridad ante el Joventut en un partido que se decantó en el tercer cuarto, en el que los verdinegros maniataron a los de Ponsarnau con una excelente defensa y un juego en movimiento que les dio un parcial demoledor.
Llega un Bilbao que tras vivir tiempos de abundancia busca la estabilidad económica y su afianzamiento en la Liga Endesa, con un entrenador con sobrado conocimiento de la competición y una plantilla con talento y físico, para ser capaces de competir siempre.
Hakanson y Radicevic en la posición de base, una línea exterior complementaria formada por Adam Smith, Xabi Rabaseda, Francis Alonso y Reyes, y un juego interior con varias combinaciones posibles a partir de las posiciones naturales de Sulejmanovic y Anderson al cuatro, y de Withey y Kyser al cinco. Son señas distintivas la buena combinación del juego de bloqueo directo y series de indirectos, además de un baloncesto por conceptos con espacios y buena circulación de balón.
Cuando el contrario llega necesitado es cuando normalmente más peligroso resulta. Por eso, lo que cobra gran importancia en estos partidos es darles el valor que tienen y saber las dificultades que entrañan. Seguro que por ahí está todo muy claro. Lograr la victoria número diez es el premio, un premio grande. Es el reto que se le presenta al Monbus Obradoiro esta jornada.