Nos las hemos ido prometiendo muy felices

Rivera Mozan EL ESCÁNER

ANDAR MIUDIÑO

ADRIÁN BAÚLDE

28 ago 2022 . Actualizado a las 19:36 h.

Lo que media entre lo bueno disfrutado y lo bueno por disfrutar es un verano en el que los aficionados del Obradoiro nos las hemos ido prometiendo felices a medida que se iba confeccionando el equipo. Podremos tener durante la temporada la oportunidad de ver a jugadores con rango de Euroliga como todo un Westermann, un base con un físico portentoso y que ve y entiende perfectamente el juego en general. El base galo es capaz de interpretar a las mil maravillas cualquier tipo de defensa, especialmente el indispensable e imprescindible bloqueo directo, ya sea jugándolo para sí o jugándolo para el equipo, con una capacidad muy grande de «hacer mejores» al resto de sus compañeros.

Tendremos también el lujo de ver en nuestras filas a todo un numero 4 del draft de la NBA como Dragan Bender, que oficia precisamente de 4 en la pista con una clase y una categoría que nos hará disfrutar. Seguramente no lo veremos con frecuencia por los postes bajos, en donde cuenta también con un excelente fade away para atacar cuando reciba en esa posición, sino que, sobre todo, disfrutaremos de toda su clase y de su talento viéndolo de cara a la canasta.

Al que sí veremos prodigarse mucho más en ambos postes bajos del campo es al joven Blazevic, lugar donde se desenvuelve francamente bien gracias a unos excelentes fundamentos de juego de espaldas a canasta. Otra de sus zonas de influencia está en el corazón de la pintura, en esas acciones tan características del playbook de Moncho Fernández, recibiendo el balón tras sellar a su defensor, listo para efectuar un «jaque mate» al rival.

Del otro jugador interior recién llegado, Guerrero, creo que lo mejor que se puede decir de él es que hace honor a su apellido con creces. Es de esa clase de jugadores que tan bien sabemos apreciar los aficionados del Obradoiro, trabajador incansable que lideraría sin duda cualquier tipo de estadística de esfuerzos y de esfuerzos consecutivos.

De David Walker veremos su capacidad para tirar de distancia y no me cabe duda de que hará que la afición de Sar se levantará más de una vez de sus asientos para celebrar alguno de esos mates que hace cuando decide penetrar a canasta. Y, por último, de Marcus Paige decir que es un superclase, de esos jugadores que te entran por los ojos sí o sí, magnífico tirador, sea tras bote a pies quietos o tras salidas bloqueadas.

Con todo, tenemos por delante una temporada más que ilusionante en la que sufriremos lo nuestro como si fuésemos aficionados del Obradoiro, pero en la cual veremos un equipo, sospecho, con más capacidad de defensa que en anteriores cursos.

Y, como en cada temporada, Moncho Fernández será capaz de diseñar ese traje a la medida de cada jugador para obtener el máximo rendimiento y competitividad de todos ellos. En esa virtud reside nuestra suerte y nuestro disfrute.