Audie Norris: «Para mí, Kareem Abdul-Jabbar es el mejor pívot de la historia»

ANDAR MIUDIÑO

Sandra Alonso

El legendario jugador del Barça en la década de los 80 y de los 90 se considera medio gallego y confiesa que le gustaba más el baloncesto de antes

03 jul 2022 . Actualizado a las 17:32 h.

Audie Norris (Misisipi, 1960) siente Compostela como su segunda casa y se considera medio gallego. Recuerda su primera visita, a principios de los 90, para participar en un campus en Vigo. Le encantó. Entonces no sospechaba que acabaría casándose con una obradoirista de cuna, Dolores Couceiro, hija de uno de los fundadores del club, José Manuel Couceiro. Disfruta de la vida y del baloncesto, y lo transmite.

—Cualquiera que repase un vídeo de sus duelos con Fernando Martín concluye que hoy no aguantarían ni diez minutos sin cometer las cinco faltas.

—Era un baloncesto diferente. Se permitían muchísimo más los contactos. Cuando me encuentro con árbitros de entonces, les doy las gracias por permitir aquel juego. El baloncesto de hoy me aburre más.

—Ha cambiado mucho, sobre todo para los pívots. Los que no tiran de tres lo tienen complicado.

—Los pívots de los ochenta y noventa son distintos a los que se ven desde el 2000. Es verdad, sin tiro de fuera hoy lo tienen difícil.

—¿Cree que se adaptaría hoy a esa manera de jugar?

—Sí, tenía buena mano. Sería cuestión de cambiar mi mentalidad, porque habitualmente buscaba más el contacto. Pero cuando jugaba contra Sabonis, siempre salía fuera. Cerca del aro Sabonis era un muro. A Romay también trataba de sacarlo.

—Con Fernando Martín lo tenía más difícil, creo que lo podría perseguir hasta el vestuario.

—(Risas) Sí, seguro.

—¿En qué ha cambiado el baloncesto?

—Ahora se busca más a los tiradores, el juego es más abierto. En mi época había más baloncesto en la pintura.

—¿Es cierto que estuvo a punto de fichar por el Real Madrid?

—Podría haber sido mi primer equipo en España. Estaba todo acordado, pero me quedaba un año en Treviso. Tenían que superar aquel contrato poniendo 10.000 dólares más, y Mendoza no quiso.

—Se equivocó.

—Creo que sí (risas).

—De no haber coincidido con la Jugoplastika de Kukoc, Radja y compañía, aquel Barça...

—Eran muy buenos y no se trata de quitarles ningún mérito, pero nos faltó algo de fortuna en las finales contra ellos. En París yo tenía molestias en el hombro. En Zaragoza estaba tocado Epi. Eran un equipazo. Sin ellos seguro que hubiésemos ganado algún título europeo.

—Aparte de sus legendarios duelos con Fernando Martín, ¿qué rivales le dejaron más huella?

—En la NBA, Kareem Abdul Jabbar, Hakeem Olajuwon, Robert Parish. En la ACB, Corney Thompson, Larry Micheaux, Lavodrama... Hay muchos. Sabonis, sin lesiones, creo que hubiese podido ser el mejor del mundo.

—¿Si tuviese que escoger solo uno?

—Kareem Abdul-Jabbar. Era mi ídolo de joven. En la pista era imparable, sobre todo su skyhook. Con ese gancho, sin hacer muchos tiros convencionales, es uno de los mejores anotadores de la historia en la NBA. Increíble. Para mí, es el mejor pívot de la historia. Y detrás, Shaquille O'Neal.

—Fue segundo entrenador en Sevilla, pero no ha dado el paso a los banquillos.

—Allí me convencí de que no quiero entrenar. Disfrutaba enseñando a jugadores como Porzingis, Pierre Oriola, Willy Hernangómez... Esa parte me gustaba. Ser entrenador, no.

—¿Algún partido que recuerde especialmente?

—El título de liga en el año de Petrovic. Todo el mundo decía que era el año de Petrovic y acabó siendo el año de Epi.

—¿Petrovic era tan desagradable en la pista como parecía?

—Para mí no. Soy americano y estos comportamientos nos extrañan menos. A mí me motivada. En Europa no es aceptable. Cuando se fue a la NBA, siguió haciendo lo mismo y era uno más, no se le deba importancia.

«Desayunar el bocata de jamón asado del Tordoya...»

Aunque prefiere el baloncesto de antaño, Audie Norris continúa muy conectado al deporte.

—¿Sigue de cerca al Obradoiro?

—Este año no he podido. Ni siquiera pude estar en los partidos del Palau y aquí. Siempre he sido un fan de Moncho y su staff, de su manera de hablar con los jugadores, de las trampas que prepara. Sus equipos siempre son muy competitivos.

—¿Al Breogán lo ha visto?

—En Lugo. Ganamos, pero nos costó mucho, a pesar de que no tenían a Musa.

—El MVP de la ACB. ¿Lo ve en un grande?

—Creo que va a tener un futuro muy bueno en esta liga. Cualquiera querría fichar a este jugador.

—No es fácil el salto.

—En el Breogán era la estrella, el Mirotic del Breogán. Hizo un gran año. Para mí, la clave es la confianza. Si tienes confianza en tu juego y el entrenador tiene confianza en tu juego, es más fácil alcanzar el éxito. La confianza es lo más importante.

—La ACB tiene un nivel muy alto.

—Todos los equipos. Antes hablaba de Moncho. Pero mire el trabajo de Pedro Martínez en el Manresa. Sus equipos también compiten siempre.

Le gusta el baloncesto y degusta la gastronomía.

—Es que aquí se come muy bien. Mi sitio favorito es Casa Marcelo. Y para desayunar, el bocata de jamón asado el Tordoya.... Guau. Si desayunas ese bocata ya no cuentas con comer al mediodía.

—En casa, con José Manuel, cuando juegan el Barça y el Obradoiro, ¿qué pasa?

—Es insoportable (risas). Piensa como un entrenador, no para de hablar y de analizar. Pero es muy divertido. Yo quiero disfrutar del partido, no discutir.

—¿Dolores es como el padre?

—No, es más como yo. Eso sí, ella va siempre con el Obradoiro, es su primer equipo.