Moncho Fernández: «Nuestro gran debe este año ha sido el uno contra uno defensivo»

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

Al entrenador del Obradoiro le gustaría que el nuevo proyecto gane en capacidad atlética y reboteadora

07 jun 2022 . Actualizado a las 20:14 h.

Atrás queda una de las campañas más extenuantes para el Obradoiro y el obradoirismo. Moncho Fernández, que se tomó unos días de desconexión, hace balance al final de curso y ya tiene los cinco sentidos puestos en el venidero. Sabe el terreno que pisa, que los plazos son los que son y que ahora mismo lo que toca es «ojear y pensar». El mercado tiene sus leyes y sus tiempos, y no conviene alterarlos.

—¿El de esta temporada es uno de los equipos que mejor baloncesto ha hecho, pese al sufrimiento en la clasificación?

—Creo que hemos jugado muy bien al final. En el momento que hemos conseguido tener continuidad y hemos estado todos, los últimos tres meses, el trabajo anterior dio sus frutos. Hemos hecho un final de temporada muy bueno, jugando muy bien. Como entrenador, ganar y perder es muy importante. Pero cuando ves que tienes opciones de ganarles a casi todos... Veía que le podíamos ganar a cualquiera. Eso tiene que ver con el compromiso de los jugadores y del equipo, pero también con la convicción.

—Ahí, además del apartado de las lesiones, añadiría el factor Phil Scrubb.

—Sí, fue una pieza que hizo mejores a todas las piezas, sin duda. Su llegada fue muy importante. Nos ayudó en el base y el alero. Su proceso de integración fue rapidísimo. Tuvo actuaciones fantásticas. Nos dio mucho equilibrio en esas posiciones. Creo que hizo superlativo el equipo, pero el grupo estaba jugando bien y fueron necesarios los demás.

—Zurbriggen me hablaba hace unos días de lo duros que eran los lunes tras derrotas en las que salió cruz. ¿Cómo se gestiona esa tesitura?

—Cuando acaba un partido, el entrenador ya tiene que estar pensando en el siguiente. Una de nuestras funciones como entrenadores no solo es coger el diseño ofensivo y las tácticas defensivas, sino que es conseguir levantar el ánimo de la tropa. Como entrenador, en lo que hay que pensar el lunes es en ver qué cosas se hicieron bien, cuáles mal, dónde estamos... ¿Qué es fastidiado perder en la última jugada? Claro. Pero la vida es así, no te da tregua. Siempre les digo que lo que les hace diferentes no es su capacidad técnica y física, porque de esos hay muchos en otras divisiones. Lo que les hace diferentes es su capacidad competitiva, la capacidad para perder como lo hicimos ante el Real Madrid en casa, jugándote lo que te juegas, e ir el miércoles a Badalona y ganar. Eso es lo que les hace excepcionales, no que metan de tres o pasen el balón.

—¿Cuál ha sido el mejor partido del Obra esta temporada?

—Badalona. Ganar al mejor equipo local de la Liga Endesa fue increíble, por los condicionantes, lo que había en juego y venir de perder como perdimos ante el Real Madrid. Pero creo que el mejor baloncesto fue el de los dos primeros cuartos frente al Gran Canaria en Sar

—¿Con cuántos jugadores le gustaría continuar?

—La pregunta debería ser: ¿Le gustaría mantener una columna vertebral? La respuesta es sí, porque la continuidad siempre es un valor. Además, vamos a tener un Europeo y una América Cup, con un mes de agosto en el que los grandes jugadores, y se supone que vamos a tener alguno, no van a poder estar con el equipo. Las pretemporadas normales desaparecen, porque las fechas están copadas. Si eres capaz de mantener un bloque que ya ha trabajado contigo y conoce tus ideas, es mucho más fácil avanzar y entrar en la Liga, a finales de septiembre, con más armas. ¿Vamos a ser capaces de mantener esa columna vertebral? Ahora mismo no lo sabemos.

—¿Mientras no se confirme el futuro de Birutis, los hermanos Scrubb y Robertson va a ser difícil saber hacia dónde apuntará el proyecto?

—Es pronto. Aún no acabó la Liga Endesa. Hay que esperar.

—¿Pero le produce inquietud?

—Si estuviera nervioso a estas alturas, y a más de dos meses de empezar la Liga, estaríamos jodidos. Lo que estoy es haciendo lo mismo que durante la temporada, centrarme en la tareas. Aún estamos en el análisis de la campaña que va a terminar y empezando a trabajar en aquellas labores que nos encarga el director deportivo. Vamos a ver qué equipo somos capaces de hacer.

—¿En su cabeza está ya la planimetría del Obradoiro 22/23 o el diseño todavía se dibuja muy en el aire?

—Estamos aún en el proceso de evaluación. Hay cosas que hemos intentado este año y tenemos que hacer una valoración objetiva respecto a si han funcionado o no, y por qué.

—¿Por ejemplo?

—Pues este año hemos introducido unas series ofensivas. Unas han funcionado y otras no. Es algo de todos los años. Lo que no va bien, lo apartas. Pero cuando haces algo nuevo, es importante concretar si se han cumplido las expectativas. El que haya visto jugar al Obradoiro de la primera campaña en la ACB y al de esta, dirá que se parecen como un huevo a una castaña en el estilo.

—Decía hace unos días el director general que le gustaría mejorar la capacidad de rebote y la atlética, si es posible.

—A mí también, porque desde ahí vamos a ser mejores en el aspecto defensivo. Nuestro gran debe este año ha sido el uno contra uno defensivo, sin ningún tipo de dudas. Mejoramos en defensa, sobre todo en la segunda vuelta, pero en la foto global no hemos estado bien en ese aspecto. Pero también hay que hacer una pregunta: ¿Hasta dónde podemos mejorar? Creo que mejoramos en muchos aspectos, pero también es cierto que hemos perdido muchas veces la batalla del rebote en acciones que no tienen que ver con la táctica sino con las batallas individuales. Por ahí, estaría muy bien mejorar, ser más físicos y tener más capacidad de rebote, ser inteligentes en las lecturas de las defensas, tirar de tres con buenos porcentajes, no perder balones... A lo mejor el año que viene el análisis es que me gustaría que perdiésemos menos balones y tirásemos mejor de tres.

—Las ligas de verano de Las Vegas ya no son El Dorado.

—Creo que este año no vamos a ir, por las fechas y porque han cambiado las cosas. Antes tenías ahí un mercado que ha desaparecido. Los jugadores rookies de calidad para jugar en la Liga Endesa ahora se quedan allí con los contratos two way. Todos los equipos NBA tienen filial. Ha cambiado mucho. A Matt Thomas no lo hubiéramos podido fichar ahora. Ni a Mike Muscala ni a Robbie Hummel. Quizás nuestro mercado sea el de esos jugadores que hacen uno, dos o tres años entre NBA y G-League y deciden dar el salto a Europa, como fueron los casos de Ellenson y Whittington.

«En estos años las negociaciones con el club han sido cortas y fáciles»

Son ya trece campañas seguidas de alquimia en Sar y no se percibe desgaste.

—¿Alguna vez ha estado más fuera que dentro del Obradoiro?

—No. Más fuera que dentro, no. Para nada. Siempre ha sido la primera opción el Obradoiro. Si hiciera una retrospectiva, seguro que ha habido momentos más difíciles, otros más fáciles, pero digo esto porque en esta temporada no hemos tenido tiempo para otra cosa que no fuera arrimar, arrimar y arrimar.

—Caben dos opciones, y no me consta ninguna: que hayan llamado a su puerta con una propuesta firme o que lo hubiesen podido cuestionar desde dentro.

—Realmente siempre ha sido todo muy sencillo en las renovaciones. Lógicamente, cada vez que hay una finalización de contrato tiene que haber un momento de parada y reflexión. El club tiene que decidir si quiere que siga, y en mi caso, reunirme con la familia y decidir. En el momento que te ves más fuera que dentro, estás fuera. En todos estos años las negociaciones con el club han sido muy cortas en el tiempo y muy fáciles. Pero llegará un momento en que esta relación se acabe y la lógica hace pensar que será más pronto que tarde. Pero también le digo que hace trece años, cuando me presentaron como entrenador en la LEB, no pensé que estaríamos aquí trece años después usted y yo en esta entrevista. ¿Qué pueda haber trece años más? Nunca se sabe. Es una pregunta que no acabo de ver.

—Simple curiosidad, en una relación tan larga y consolidada saber si en algún momento pudo tambalearse.

—Efectivamente, no es común ni habitual una relación tan larga. Creo que se explica, en primer lugar, porque se consiguen los objetivos. Y eso es así porque el entrenador, los jugadores, el cuerpo técnico, el club, la afición, el entorno... Esto es tarea de muchos. Y lo segundo es vivir el día a día. Hay gente que llega a un sitio y ya está pensando cuál va a ser el próximo viaje. Es posible que no hubiésemos estado tantos años si Santiago no fuera nuestro lugar de nacimiento y el Obra el club de nuestros amores.

—¿Cuánto pesa en este trayecto tener como compañeros de viaje a Raúl López y José Luis Mateo?

—Para mí es fundamental que estuviese Chete Pazo en su día, y ahora José Luis Mateo. Es una persona muy preparada para su labor, con la que me es muy fácil trabajar y conectar. Y no podemos olvidar la importancia de Raúl López en el proyecto del Obradoiro.