Al analizar el baloncesto que despliega el colectivo de Carles Durán, subraya la calidad en ataque: «Ofensivamente son un equipo buenísimo, que domina muchos aspectos del juego. A eso ayudan jugadores con mucho oficio y mucha experiencia como Pau, como Tomic, como Guillem, más el resto, junto con unos jóvenes que están haciendo un papel fantástico. No solo Parra, que ha sido elegido el mejor joven, sino Feliz, Busquets etcétera. Es un equipo de un nivel ofensivo muy alto, con pocas pérdidas. No se ponen nerviosos, saben a que juegan. Es de los que mejor juegan».
El Obradoiro tiene su talón de Aquiles esta campaña en los finales apretados. Ha ganado solo dos de diez. Y uno de ellos fue el de la primera vuelta ante el Joventut, con una gran canasta de Thomas Scrubb. Fue también un partido de tanteo alto. Y esa es una constante en los encuentros ganados, todos con marcadores altos. Necesita el acierto como el comer. «Se nos han ido muchos partidos por no meter», reconoce Moncho Fernández, al tiempo que va un poco más allá en la reflexión: «Cuando somos capaces de no perder balones y tener buenos porcentajes, competimos mejor». Es un escenario que vale para todos los equipos. Pero este curso el Obradoiro no ha logrado contrarrestar un día discreto en ataque desde la retaguardia.