Al Obradoiro se le sigue resistiendo el asalto a la cancha del Tenerife. Tras cuatrocientos partidos en el club es la única pista en la que todavía no ha logrado ganar este cuerpo técnico.
La obviedad indica que el partido se le escapó al conjunto obradoirista por la excepcional actuación de Marcelinho. El brasileño participó directamente en 49 de los 86 puntos de su equipo, bien por anotación directa o a través de puntos asistidos, y ninguno de los seis defensores diferentes que tuvo a lo largo del partido, ni las variantes tácticas defensivas que se le plantearon, fueron capaces de frenar su producción ofensiva.
El objetivo principal del Obra antes del encuentro era limitar el lanzamiento de tres del rival. Ahí estuvo bien el equipo, solo permitió veinte lanzamientos y solo cuatro jugadores fueron capaces de anotar, a pesar de hacerlo con un porcentaje de acierto más elevado que la media de los locales. También afinó muy bien en el balance asistencias - pérdidas. Tenerife se presentaba en esta jornada como el mejor equipo de la liga en esta faceta del juego y el Obra logró reducir este valor muy por debajo de los números habituales de los tinerfeños a lo largo de la temporada.
Aparte de la excepcional actuación de Huertas, al Obra se le escapó la victoria en las acciones de «caos», en las que se mueven tan bien los locales, tras rebote ofensivo y tras pérdida del rival. Obtuvieron demasiados puntos, hasta doce, de estas situaciones, y disfrutaron de un número de rebotes ofensivos inusualmente elevado. El Obra también se dejó siete posibles puntos en la línea de tiros libres para acabar con un pobre 69,6 % de acierto, demasiado bajo en un encuentro decidido en una diferencia tan estrecha.
Aun así, y con las bajas de Álex Suárez y de Álvaro Muñoz, el equipo mantuvo sus opciones de victoria prácticamente hasta el final pero volvió a perder un partido en un margen de cinco puntos o menos, la quinta vez en la temporada y la sexta si incluimos la prórroga contra Betis en Sar.