Jugaba Murcia de amarillo y «no tenían pinta de haber venido a repartir el correo». La primera defensa se la penalizaron con dos faltas y Sito protestó. Tardaron cuatro minutos en pitarles otra. Y volvió a protestar. Enfrentarte a ellos es como reencontrarte un par de veces al año con el matón del cole, a cada oportunidad le tienes más ganas y sientes que las fuerzas están más equilibradas, pero cómo pega el desgraciado. Lo malo es que no solo te gana porque defienda al límite del reglamento, también tiene puntos dentro y fuera; de juego controlado, esos que el Obra tiene estudiados y acostumbra a minimizar (no esta vez) y de juego menos controlado, esos que dependen más del día que tengan McFadden & Taylor is rich and my mother's the kitchen. Pitaba Conde y no tenía pinta de haber venido a liarla. Lo mismo pensé cuando, mi primer día en la facultad, vi sentado en primera fila al chivato del cole pero esa es otra historia. Dos triples de Rojas, problemas en ataque, 8-18. Tiempo muerto. Murcia seguía anotando en ataque y pegando detrás. Les pitaron siete faltas en el primer cuarto, Sito protestó ocho. 13-28. Dos faltas en 6 minutos del segundo cuarto, técnica a Moncho. Hobbs no tenía el día, Ellenson y Robertson no encontraban posiciones de tiro, si Birutis metía una canasta respondían con un triple. Cuatro faltas del Obra y tres de Murcia en el segundo cuarto, 32-55. El Obra tenía muy mala pinta, lo tumbaron en el medio de la pista y trataron de reanimarlo. ¿No habría un puñetero médico en el pabellón que se tuvo que encargar Víctor Fábregas? Señor dame paciencia, PERO YA. Miré al techo del pabellón y recé a la camiseta del 14, «protégeme de la pólvora y del dedo». Cuando terminé de rezar, Moncho iba camino del vestuario y Sito seguía protestando.
Cambiemos de tema, enorme detalle del club y de Tonecho esperar unos días para no hacerle sombra al anuncio de retirada de Pau Gasol. A fin de cuentas, Gasol tiene dos anillos de la NBA porque Colón, ¿a dónde ibas, perejil?, descubrió América por casualidad. En cambio Tonecho, que hubiese sido leyenda del fútbol pero, pies en el suelo, atontao, el 14 ya lo tenía Cruyff, gana todos los años el título de mejor amigo. Gracias por tanto, Capitán.