Luces y sombras

Miguel Gómez

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

07 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de darme definitivamente por fracasado ya había estado a punto de conseguirlo varias veces. Primero quise ser. Quise ser futbolista, baloncestista, músico, escritor; quise ser joven pero pasaron los años, quise ser padre pero tuve hijos. Después quise saber. Compré libros y discos; frecuenté conciertos y salas de cine; me suscribí a periódicos y revistas; asistí a algún clínic e, incluso, me matriculé en la Universidad. Lo poco que logré saber terminó en el trastero, guardado en cajas con un sinfín de recortes de prensa. Ahora está todo en la nube, con el tiempo que he vivido yo allí, pero antes el conocimiento se guardaba en cajas. Luces y sombras es una película de Jaime Camino que cayó en el olvido. Sobrevivió, en cambio, Ni luces ni sombras, la crítica que escribió Ángel Fernández-Santos: «De este filme puede decirse lo que un egregio escritor español, cuyo nombre guardo, dijo a la esposa de un político, por desgracia nuestro: Lamento, señora, que se haya casado usted con un hombre tan innecesario». Bueno, no es un peliculón pero, una versión para niños resumida y rebautizada como Teo va a Las Meninas, podría encontrar su hueco en los salones de actos de los colegios de primaria.

Vender el triunfo en el Torneo de Lisboa estaría tan alejado de la realidad como comprar el fracaso en la Copa Galicia. Los partidos de pretemporada no dejan de ser entrenamientos con oposición y antes se guardaban en cajas en el trastero. Ahora se pueden ver por streaming y eso te permite ir conociendo algo mejor a los nuevos jugadores, pero sería poco recomendable sacar conclusiones, máxime si tus teóricos base y pívot titulares apenas pueden participar unos minutos. ¿Luces? Sí, las hay. Ellenson, dando por hecho que Robertson no se olvidó de meter (ni está retirado), será otra vía de anotación de canastas «menos masticadas». Scrubb tiene ese perfil de alero obradoirista que, sin llamar mucho la atención ni acaparar muchos balones, termina los partidos con 10-12 puntos y 4-5 rebotes. Zurbriggen es intensidad pura y tiene talento pero tiene que aprender a parar de hablar y detenerse a escuchar, a interpretar cuando el juego requiere pausa. Parecido ocurre con Okouo, lo tiene todo para hacer daño en las dos zonas pero tiene que dar muchas clases particulares con Víctor para aprender a encontrar y a ocupar el espacio. ¿Sombras? ¿Las pérdidas de balón y el rebote? Es pronto para preocuparse, es lo normal cuando las piernas están sobrecargadas y los mecanismos están cogidos por alfileres. «¿Qué metáfora se agazapa detrás de Las Meninas? Más que el lienzo dice, ¿qué calla?».