Onomatopeyas en pandemia

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

Fast, quick o suqui son nombres de algunas de las jugadas que maneja el Obra

21 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Quién no recuerda el famoso tiempo muerto del «do the fucking rules» con Moncho Fernández diciendo aquello de que «cinco es cinco y pecho cuatro es pecho cuatro»? Esta misma temporada dejó otra intervención en la misma línea, en Tenerife, también envuelta en el halo de la vehemencia: ««Si hacemos show, el tío del blitz no recupera. Si hacemos off show, nos penetran, bandeja de Marcelinho, tiros libres ahora... Si hacemos black no hacemos hornes».

Pecho, cinco, hornes, black... Todas son palabras que tienen detrás un significado solo conocido y acordado por los jugadores y el cuadro técnico. A menudo son onomatopeyas, de una o dos sílabas, fácilmente reconocibles.

En los tiempos muertos de Pablo Laso en el Real Madrid es fácil encontrar referencias del técnico a la letra L, con diferentes variantes, como uno o lados. A veces, durante el partido, se puede ver un gesto que trata de imitar la letra L con los dedos pulgar e índice extendidos. Es la manera en la que el banquillo traslada al equipo qué jugada quiere interpretar en un momento dado.

Con la pandemia, en ocasiones es posible escuchar la voz de los protagonistas durante el juego. Especialmente las de los bases.

En el Obradoiro, pecho cuatro ya no tiene el mismo significado que antaño, porque lo van cambiando para que los rivales no los puedan identificar. Pero hay múltiples variantes: pecho box, pecho suki, otras veces se escucha fast, o quick.

Amplio catálogo

El catálogo de jugadas, con sus nombres asociados, va creciendo con el paso de las jornadas. Y a estas alturas de curso el equipo maneja un amplísimo abanico.

Una de ellas es la que acabó con una de las acciones más espectaculares del encuentro ante el Gran Canaria, un alley oop de Mike Daum aprovechando un pase milimétrico de Albert Oliver. El base había marcado esa opción en el saque de fondo, y salió redonda. Otra cosa es saber el nombre de esa maniobra fuera del vestuario, porque los equipos guardan sus códigos con suma discreción. Y los renuevan o incluso les cambian puntualmente el significado, para tratar de despistar a los rivales.

Así se explica lo difícil que resulta incorporar jugadores a un colectivo con la temporada ya iniciada, sobre todo cuando está muy avanzada.

Los códigos no se interiorizan de un día para otro, de modo que en el tiempo que ese fichaje esté en pista, en sus primeras intervenciones, el equipo se ve obligado a restringir el catálogo a las jugadas que vaya conociendo el recién llegado. De lo contrario sería casi como jugar con uno menos tanto en ataque como en defensa, por los desajustes que podría provocar en el equipo.