Corbacho y Adrián, dos épocas en la historia del Obradoiro

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

ANDAR MIUDIÑO

SANDRA ALONSO

El alero tiene el récord de triples en la ACB, el pívot sumó diez temporadas en el primer equipo durante la travesía judicial

09 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Al Obradoiro Club Amigos Baloncesto, como a cualquiera por obra y desgracia del covid-19, le ha tocado aplazar los fastos de una temporada histórica, la de su cincuenta aniversario. Quedará para la historia como el curso en el que se jugaron partidos a puerta cerrada en Sar. Y cuando la pandemia lo permita, llegará el momento de empezar a recuperar los actos programados para la ocasión, que ahora se encuentran en modo de espera.

Entre ellos, el reconocimiento a Tonecho Lorenzo con la retirada del número 14 que siempre lució en su etapa como jugador. Es un referente de la primera etapa del Club Amigos Baloncesto y es el mejor embajador que puede tener, siempre dispuesto a sumar y a colaborar.

El club, que ha salvado obstáculos de todo tipo y pelaje, vive ahora su etapa más estable. A quienes están escribiendo la historia de esta década dorada, en la gestión y en el banquillo, algún día también les llegará el turno del reconocimiento. Y cuantos más años sigan protagonizando esa historia, mejor para la entidad.

Entre los jugadores es más difícil encontrar referentes porque la austeridad presupuestaria complica las renovaciones. Solo uno lleva más de cinco años en el equipo, Pepe Pozas.

Y al echar la vista atrás en la última década, solo uno estuvo más de un lustro: Alberto Corbacho. El 33 fue pieza clave en el ascenso a la ACB y sumó otras seis campañas en la máxima categoría, repartidas en dos etapas. No estuvo fino en el adiós, dando un portazo sin siquiera abrir la propuesta del club. Pero un desencuentro en una larga y bonita relación no debería dejar poso amargo.

Dejando a un lado ese episodio, lo cierto es que el Obradoiro le dio mucho al alero balear y viceversa. No es solo la cantidad, que recoge 164 partidos en ACB (más 46 en LEB Oro) y 441 triples. Era la manera que Sar tenía de vivir esos misiles de largo alcance, la sensación de que con él en racha cualquier rival temblaba, cómo sonaba su nombre coreado por la grada, alargando la segunda sílaba de su apellido. Cuando se retire, ese 33 merece lucir junto a los de Hopkins, Oriol Junyent y Tonecho Lorenzo.

Y hay otro dorsal, con un nombre menos conocido para la afición, que también ha dejado una huella indeleble. No jugó en Sar, ni en Santa Isabel, sino en el Lorenzo de la Torre. Tampoco conoció el parqué del Olímpico de Badalona, ni el del Nou Congost, ninguno de los da ACB. Pero es quien más temporada defendió la camiseta del primer equipo, diez. No le importó jugar en la categoría más modesta, Sénior Zonal. Llegó hasta la EBA. Es de los que siempre suman, de los primeros en intangibles. Y basta preguntar por él a cualquiera que compartiese vestuario en esos diez años. Se trata de Adrián Martínez, a quien el club tributó un homenaje con ocasión de su retirada. Aquel día se llevó una camiseta con su nombre, el dorsal 13 y la ovación de Sar. Los jugadores de la travesía judicial, durante la cual el equipo nunca perdió su identidad, también merecen un reconocimiento. Y Adrián Martínez podría lucir junto a Hopkins, Oriol, Tonecho y Corbacho.