Las «fucking rules» siempre ponen de los nervios a Moncho Fernández

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO

ANDAR MIUDIÑO

LOF

En Tenerife dejó otra muesca de sus enfados por las desatenciones: «¡Decidme qué cojones queréis hacer!»

06 dic 2020 . Actualizado a las 19:53 h.

Cuando Moncho Fernández llegó al banquillo del Obradoiro estaba a punto de cumplir 40 años. En septiembre celebró los 51. Por el camino ha perdido algo de flequillo, quizás un poco de vehemencia, pero conserva intacta su pasión por el baloncesto. Y si algo lo saca de sus casillas antes y ahora es que el equipo no ejecute el plan de partido. Ni lo puede evitar ni tampoco esconder.

La expresión más célebre de los episodios que engrosan la particular hemeroteca de tiempos muertos del entrenador del Obradoiro es la que remite a un choque contra el Estudiantes. Primero recordó las normas: «¡Cinco es cinco y pecho cuatro es pecho cuatro. Looking for de switch!». Y, por si no quedaba claro, dejó aquella frase del «¡do the fucking rules! —seguid las jodidas normas—» mientras golpeaba la pizarra. Este sábado, en Tenerife, tocó un perfil más interpelador, menos gestual, pero con la misma carga: «Si hacemos show, el tío del blitz no recupera. Si hacemos off show, nos penetran, bandeja de Marcelinho, tiros libres ahora... Si hacemos black no hacemos hornes. ¡Decidme qué cojones queréis hacer!». A diferencia del día del Estudiantes, depositó con suavidad la pizarra junto al banquillo.

La razón del descontento es la misma en los dos casos: el equipo no estaba ejecutando el plan de partido diseñado y trabajado hasta el detalle en los días previos. Y esa desatención es una de las cosas que nunca pasa por alto el Alquimista de Pontepedriña, ni cuando llegó con 40 años, ni ahora con 51 ni cuando se hizo cargo del conjunto de A Estrada a mediados de los noventa.

Él mismo lo reconocía en una entrevista: «Cuando me veía desde fuera en ese fragor de la batalla, también me llamaba la atención. Pero llegué a la conclusión de que no puedo ser Aíto, no puedo ser el hombre tranquilo. Soy quien soy. Soy esa persona que se enfada cuando a uno se le olvida un bloqueo y un minuto después de que el partido se acabe me da igual ese bloqueo. La vehemencia forma parte de mi carácter. Lo que no me gustaría es que mis jugadores dijeran que soy un impostor». Y por ahí no corre peligro. «Moncho es el mismo todos los días», comentaba Steven Enoch la semana pasada.