Un equipo y trece mosqueteros

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

En el Obradoiro no hay actores de reparto, lo que se reparte es el protagonismo, uno para todos y todos para uno

10 dic 2019 . Actualizado a las 19:38 h.

Maxime de Zeeuw y Nick Spires ya fueron revulsivos en la victoria ante el Andorra. Frente al Betis el pívot belga firmó los mejores minutos desde que fichó por el Obra. Suyo fue el último rebote y el puño al cielo para poner la fotografía final de la quinta victoria del curso. No se arrogó el mérito del triunfo, aunque tuvo una contribución de mucho peso.

Nick Spires no jugó frente al Murcia ni ante el Real Madrid. Cuando lo llaman a filas siempre está a la orden. Lo mismo que David Navarro, que se ha pasado en blanco cuatro jornadas y contra el Betis, como significaba Curro Segura a la conclusión del encuentro, se erigió en uno de los destacados del partido con sus puntos, su defensa y su ayuda para subir el balón.

Calloway no disputó el último cuarto en Valencia y empezó en el banquillo ese mismo tramo de partido ante el Betis. Pero fue el primero en levantarse para celebrar una acción defensiva coronada con un contraataque, como puede verse en la foto. «Necesitábamos esta victoria, había que jugar con fuerza en casa ante el Betis, que es muy duro. Cada partido es importante y hemos conseguido ganar». Primera persona del plural. El banquillo no dejó de empujar.

Y todos esos detalles no pasan inadvertidos a Moncho Fernández, que por dos veces en su comparecencia de prensa quiso poner en valor la importancia del grupo. La primera, cuando le preguntaron por Maxime de Zeeuw: «Maxime es un jugador que es capaz de salir de cero desde el banquillo y ponerse a ciento y pico revoluciones. Quizás nos quede el triple, el mate en el contraataque, y es lógico. Yo me quedo con los rebotes y su trabajo defensivo cuando ellos pusieron a Shane en el cuatro. Pero no solo quisiera destacar a Maxime. Hay que destacar al equipo. Se ha demostrado que somos doce por algo. Y lo que no se ve. Pepe ha jugado enfermo. Ha estado toda la noche vomitando, con un virus gástrico, y en ningún momento ha dicho nada. Igual que Álvaro, que lleva enfermo desde ayer. Es lo que quiero poner en valor, el compromiso que tiene la gente. Los que juegan más, los que juegan menos, los que juegan mucho, los que juegan poco... Lo hemos hablado muchas veces. A lo mejor lo lógico es que Pepe no jugase hoy. Porque está enfermo, con fiebre y vomitando. O David, porque hay partido que juega, otros que no. Sale y su actitud es excepcional. Eso es el valor del Obradoiro, del equipo, de todos los componentes de la plantilla».

Unidad

La segunda vez llegó cuando le comentaron el paso adelante de varios jugadores en un mal día de Dejan Kravic, que venía de ser el más brillante en Valencia: «Soy una persona que odio la expresión segunda unidad porque creo que el equipo es una unidad única, valga la redundancia. Un todo. Hay jugadores que juegan más o menos, pero el rol no varía en función de los minutos. La importancia de cada jugador en el Obra es básica. Hay días que unos están mejor, otros peor. Para eso está el equipo. Además de tener doce jugadores, trece con la baja de Kostas, está la polivalencia de muchos, de poder actuar en varios puestos, como ha sido el caso de David. Ha salido en el dos hipotético y es casi como si hubiésemos jugado con doble base. Vlado ha jugado en el cuarto y en el cinco. Eso también pone en valor las posibilidades de la plantilla. Muchos estaban más contentos que cuando juegan mucho porque también se alegran por aquellos compañeros que no siempre reciben el beneficio de los flashes».