Los asombrosos triples de Magee

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

Aturdió al Bilbao con nueve puntos en un minuto y dos acciones de tres más uno

07 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Sar es territorio para tiradores de larga distancia. El primer fichaje del Obradoiro en la ACB fue Kostas Vasileiadis, un especialista que ha vuelto y que la pasada campaña acabó como máximo triplista de la Liga Endesa. Los diez que anotó en Zaragoza son el récord de un jugador del Obra en la categoría, compartido con Simons, que dejó su marca en Burgos.

El galardón de artillero mayor de la ACB también lo conquistó Alberto Corbacho, cuya estela de lanzamientos desde detrás de la línea de 6,75 metros será difícil de igualar. Firmó 547. Algunos inverosímiles.

El próximo puede ser Fletcher Magee, al que también se le parecen dar bien los ensayos aparentemente imposibles. Llegó avalado por un récord, el de jugador con más triples anotados en la NCAA, la liga universitaria americana.

En sus dos comparecencias en Sar ya ha dejado su sello. Necesita muy poco para armar el tiro. Incluso si tiene delante el marcaje acreditado de Claver, que le saca más de diez kilos y más de diez centímetros.

Frente al Bilbao tuvo dos momentos de partido determinantes. En apenas un minuto, poco antes del descanso, clavó tres misiles seguidos cuando el rival acababa de alcanzar su máxima renta, de diez puntos. Se quedó en uno. En ese mismo partido anotó dos acciones de tres más uno, la segunda de ellas en la segunda prórroga, ladeándose para sortear la oposición de Brown.

El capitán, Pepe Pozas, tiene claro que lo que está consiguiendo y mostrando Magee no es fruto de la casualidad sino del talento y el trabajo: «Esperemos que siga así, trabajando como lo hace, porque no es solo venir el fin de semana y meter. Está todos los días aquí, echando más horas que el parqué».

Un tirador singular

El base apunta en una dirección para explicar la facilidad y singularidad con la que el americano se fabrica sus lanzamientos: « Tiene ese tacto, ese tiro. La estatura creo que le ha ayudado a buscarse mejor esos lanzamientos, al ser más pequeñito de lo habitual en la posición de escolta. Utiliza muy bien las piernas y saca ese tiro desequilibrado que parece que va mal y entra».

Ya le pasó en la Universidad, en Wofford. Sus compañeros se extrañaban al ver algunos lanzamientos que hacía, muy forzados. La sorpresa dejó paso al asombro, al comprobar que a menudo acababan pasando por el aro.

Fletcher Magee era, al acabar el partido ante el Bilbao, resuelto tras cincuenta minutos de juego y casi tres horas de batalla, un tipo especialmente feliz. Vive para el baloncesto y disfrutó en primer persona, con protagonismo, de una de esas citas que quedan grabadas en la memoria de Sar. Aun así, la satisfacción no le impedía ser también autocrítico.

En la jugada del tres más uno hacia el final de la contienda se sintió en su hábitat natural: «Vi que tenía un tiro en movimiento que practico, él me defendía bien y fuerte, tocó mi mano y no dudé en lanzar. Yo solo estaba pendiente de la pelota».

El escolta no quiso arrogarse el mérito del agónico triunfo: «Hay muchos jugadores clave que llevaron al equipo a la victoria. Pienso que si hubiese jugado mejor en el último cuatro podríamos haber ganado el partido ahí. Estoy orgulloso de lo que conseguimos. Todo el mundo hizo un gran trabajo».

Encantado con la afición

Es una reflexión en la que también incluye a la grada: «Los aficionados son increíbles. El ambiente, el ruido en los tiros libres, en las defensas... Todo era increíble. No me podía esperar una afición tan entregada, son geniales y estoy muy agradecido por ello».

Lo que no sabía es que la victoria llegó el día en el que el Obradoiro cumplía 49 años. «Eso la hace todavía más especial», concluyó el escolta.

Ante el Barcelona, Pesic repartió la defensa sobre Magee entre tres jugadores: Higgins, Hanga y Claver. Mumbrú también probó con tres: Rafa Martínez, Rousselle y Brown. El escolta americano siempre acabó encontrando sus tiros. Y cuando entra en combustión es demoledor.