Kravic se ajusta al perfil de los pivots que dan equilibrio a un equipo
27 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Ruffin fue uno de los firmantes del ascenso. Llegó tras la espantada de Maceo Baston, un jugador de un perfil más anotador, menos rocoso. Como quiera que en aquel proyecto Oriol Junyent y Levon Kendall garantizaban puntos en la pintura, el cuadro técnico optó por traer un cinco con menos puntos y más músculo.
Bulfoni, después de dejar el Obra, comentó en alguna ocasión que nunca había disfrutado de tiros tan liberados como cuando jugó al lado de Ruffin. El americano fue una bendición para el equipo, porque hizo la vida mucho más fácil a sus compañeros.
Algo parecido sucedió con Maric, que llegó a la par de Kolesnikov cuando el equipo luchaba por la permanencia. No era un pívot vistoso, que absorbiese muchos lanzamientos, que atrajese los focos. Pero a su alrededor creció el resto del equipo. Mejoró el rebote, mejoraron los porcentajes, mejoró la defensa y el Obradoiro cumplió su objetivo.
Dejan Kravic podría situarse en la línea de Ruffin y Maric, la de esos pívots que dominan el espacio y contribuyen decisivamente al equilibrio de un ecosistema. Consiguen que el baloncesto fluya a su alrededor de una manera más natural.
Lo que espera el Obra del pívot serbio es lo que explicó el director general, José Luis Mateo, en el acto de presentación: «Incorporamos a un cinco experto y efectivo. Es un jugador con agilidad y envergadura. Aparte de esas cualidades físicas se le añade su capacidad de jugar con el bote, de resolver con las dos manos cerca del aro. Es un jugador con energía, que conoce el baloncesto. Por todo esto también esperamos que sea un jugador importante en labores defensivas y no solo en ataque».
La condición de ambidiestro es la que le permite finalizar indistintamente con cualquiera de las dos manos. Pero lo curioso es que este verano ha trabajado más con la izquierda. Hasta ahora lanzaba los tiros libres con la derecha, pero en pretemporada está optando por la zurda.