El mismo vestuario en las duras que en las maduras

La Voz

ANDAR MIUDIÑO

Garrei

24 may 2019 . Actualizado a las 20:08 h.

Nick Spires habla de la buena relación en el vestuario del Obradoiro, y no miente. No hay más que escoger cualquier sesión de trabajo, al azar, para comprobarlo, para ver que el colectivo no baja los brazos, que sigue empleándose con la misma dedicación que en el mes de febrero, cuando cosechó sus mejores resultados.

Un ejemplo puede ser el entrenamiento del miércoles en Sar. A cualquiera que se hubiese acercado a presenciar la sesión no se le habrían escapado detalles como el de Laksa celebrando una gran canasta de un compañero desde la banda. Es un jugador que apenas cuenta para el cuadro técnico. De hecho, solo ha disputado nueve minutos esta temporada. Pero es uno más a la hora de sumar en el grupo.

A la conclusión de la sesión, varios jugadores se quedaron durante unos minutos ensayando tiros libres y lanzamientos a canasta desde distintas posiciones. Los que más, Singler y Hlinason. Al propio tiempo, Víctor Pérez examinaba en el ordenador imágenes del último partido con Brodziansky y durante un rato se sumó Simons. Tras el pívot eslovaco llegó el turno de Hlinason.

La única diferencia respecto a hace poco más de dos meses es la que dan los resultados. Cuando acompañan es fácil detectar la alegría. Cuando se resisten es más difícil encontrar sonrisas. Pero la cohesión y el empeño son las mismas, antes y ahora.