Singler suma en todos los frentes

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

El todoterreno del Obradoiro disfruta del club y de la ciudad en el reencuentro con la ACB

11 abr 2019 . Actualizado a las 19:13 h.

Kyle Singler es el jugador todoterreno del Monbus Obradoiro. Llegó con la temporada ya iniciada, tras desvincularse de los Oklahoma City Thunder. Venía de ganar cinco millones de dólares la campaña anterior. No vino por dinero. Quería disfrutar del baloncesto, y lo está consiguiendo. Por minutos de juego, es tercero en el equipo; por puntos, también tercero; en rebotes, tercero; sexto en asistencias; y cuarto en balones recuperados. Suma en todos los frentes.

Singler inició su carrera en el baloncesto profesional la temporada del cierre patronal en la NBA. Empezó en el Lucentum Alicante, pero a mitad de curso se incorporó al Real Madrid. Y este fin de semana se reencuentra con su exequipo y con jugadores con los que compartió vestuario como Felipe Reyes o Jaycee Carroll. A Llull lo verá de paisano, porque está lesionado. Y también coincidirá con Pablo Laso, que lo tuvo a sus órdenes.

Guarda un buen recuerdo de aquella etapa y del técnico: «Fue una gran experiencia. Ya ha pasado tiempo, pero estuvo muy bien». De Laso destaca que es un entrenador «muy inteligente, que tiene muy clara la forma de jugar, cómo quiere atacar al rival y cómo quiere defenderlo. Es muy amistoso en el trato».

En su opinión, los buenos resultados que está consiguiendo el equipo desde aquella temporada en la que defendió el escudo blanco responden al nivel de la plantilla y del cuadro técnico. «Cuentan todas las piezas», sostiene el alero americano.

Si se le pone en la tesitura de escoger entre el baloncesto de Laso y el de Moncho Fernández, confiesa que no es fácil porque con los dos disfruta. Además, destaca una coincidencia que aplaude, ya que «dan mucha libertad a los jugadores para escoger sus tiros. No es un baloncesto cerrado. Y buscan la manera de que sus jugadores estén cómodos».

Singler no ve grandes diferencias en el día a día en el Real Madrid y el Monbus Obradoiro en lo que se refiere a los entrenamientos, porque «lo que se busca es lo mismo, preparar bien cada partido». La gran diferencia está «en el entorno».

No hay duda de que todas las apuestas están a favor del conjunto merengue de cara al encuentro del domingo, salvo que el colectivo de Moncho Fernández tenga un gran día y el de Pablo Laso una mala mañana. Singler es optimista y considera que la clave está en una parte de la ecuación, en que «el Obra rinda a un gran nivel» porque, cuando lo consigue, «planta cara a cualquier oponente».

El alero americano, con amplia experiencia en la liga universitaria americana, la ACB y la NBA, considera que el ambiente que rodea el al baloncesto es más parecido en las dos primeras competiciones, pero en lo que se refiere al juego subraya que «son diferentes y cada una tiene sus singularidades».

El encaje de Westbrook

En ese contexto, no tiene duda de que «Westbrook -con quien coincidió en Oklahoma- tendría encaje en el Obradoiro». Y va más allá, convencido de que se acabaría adaptando al molde del equipo: «Si viniese, sería como cuando llega cualquier nuevo. El cuerpo técnico le sacaría lo mejor que puede aportar y lo incluirían en nuestro baloncesto, siguiendo siempre la filosofía del Obra».

Ese es su caso, aunque su manera de entender y practicar el baloncesto está envuelta en un sentido mucho más colectivo. Disfruta de esta etapa: «La experiencia aquí es muy buena. Acaba de estar mi familia y han disfrutado mucho. Ya dije en la presentación que voy a los sitios con mentalidad positiva, tratando de aprovechar lo que hay».

El Obradoiro está a mitad de camino entre los puestos de play off y los de descenso. Se le han escapado algunos encuentros que tuvo muy cerca y cuando se le pregunta a Singler qué le está faltando al equipo para haber sumado algún triunfo más y estar mirando claramente hacia arriba, apunta que no se trata tanto de qué necesita el equipo cuanto que cada contienda tiene su propia historia: «En partidos tan igualados, hay muchas cosas que puedes cambiar, cuando las revisas. La experiencia ayuda mucho a gestionar las pequeñas diferencias. Una buena defensa o un buen tiro lo pueden cambiar todo. Cada partido es diferente».

Una de las cosas que caracteriza el juego el alero americano es su decisión para correr en busca de una bandeja en cuanto ve campo abierto, a veces incluso forzando la situación. Así lo explica él: «Quizás a veces debería parar. Pero me gusta ese juego, con velocidad. Y cuando lo hago es porque estoy convencido de que voy a conseguir la canasta. Ese el estilo que me gusta».

Un nuevo embajador de la Plaza de Abastos

Quienes frecuenten la Plaza de Abastos podrán dar fe de que es fácil cruzarse con Kyle Singler. Por su estatura y porque es un cliente asiduo. La descubrió ya el primer día, puesto que estuvo alojado en uno de los hoteles ubicado en las inmediaciones del mercado. Y le convenció desde ese primer día.

Solo ve un inconveniente porque «es difícil aparcar». Pero, superado ese escollo, le gusta moverse entre los distintos puestos, hacer la compra y el ambiente con el que se encuentra, las relaciones que se van estableciendo: «Me encanta la comida y allí encuentras de todo, carne, verduras... De todo. Pero lo que más me gusta es el ambiente agradable, ver que te conocen, que te aconsejen... Es algo que no existe donde yo vivo en Estados Unidos».

Aunque no se suelta a hablar en castellano, domina el idioma más de lo que pudiera parecer. Y «entre un poquito de español, un poquito de inglés y los gestos es fácil entenderse».

Como comentó el día de su presentación, no es de los que llega a un destino con unas expectativas y una idea clara, prefiere descubrir y disfrutar de todo aquello que se va encontrando. Y con lo que no contaba era con una despensa como el Mercado de Abastos, ni por la variedad y calidad de los productos ni por la familiaridad en el trato. Hace nueve años, Levon Kendall le precedió. También lo descubrió y calibró a primera vista. Fue otro embajador.