El Obra se desenvuelve en el vértigo

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

Cierra la primera vuelta con siete victorias y tres partidos que se decidieron en el último segundo

22 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Monbus Obradoiro cerró la primera vuelta con una brillante victoria ante el Unicaja de Málaga, la séptima de este curso, solo una menos que hace un año en el ecuador de la Liga Endesa.

Por aquel entonces el colectivo de Moncho Fernández sumaba ocho triunfos, llegó a soñar con la Copa y tenía una renta de cuatro sobre los puestos de descenso. Actualmente, ese colchón es de solo dos partidos, la carrera por escapar del sótano de la clasificación no da tregua, hay atasco y empujones. Las matemáticas y las sensaciones no siempre discurren en paralelo.

Ha sido una primera vuelta de vértigo, especialmente en los tres últimos partidos, tres contiendas que se decidieron, literalmente, en el segundo final: victorias en Sar ante el Andorra y el Málaga, y derrota en Fuenlabrada. Yendo algo más atrás en el tiempo, habría que añadir el choque ante el Valencia, con un triple ganador de Van Rossom para los taronjas sobre la bocina, y el de Las Palmas, con el tapón de Brodziansky a Hannah.

La gripe de las lesiones

Las lesiones han sido, hasta la fecha, como una gripe continuada, con picos de fiebre y momentos algo más desahogados, pero sin permitir que el Obradoiro pudiese disfrutar de una salud plena en ningún momento. Más allá de que en alguna ocasión algún jugador no llegase a disputar un solo minuto en un partido por decisión técnica, solo cuatro han tomado parte en las diecisiete contiendas.

El peor parado es Maxime de Zeeuw, que se ha perdido seis duelos. Y, cuando ha podido participar, lo ha hecho lejos de su mejor nivel. Es el que menos minutos promedia, once, cuando en óptimas condiciones estaría, con total probabilidad, en el doble o incluso algo más. No reaparecerá hasta marzo.

Benjamin Simons faltó a cinco jornadas por una lesión de rodilla. El balance del equipo en ese tramo fue de una victoria y cuatro derrotas. Y Pepe Pozas tuvo que poner pie a tierra en su mejor momento de forma, por el golpe en el ojo en el encuentro ante el Joventut. Durante aproximadamente un mes se vio obligado a guardar reposo.

Así las cosas, el cuadro técnico ha tirado de una guardia pretoriana en la que Pozas y Sàbat se reparten los minutos al timón, mientras que Brodziansky y Llovet son los que absorben más protagonismo en la pintura.

En el perímetro el veterano Kostas Vasileiadis emula a Benjamin Button y parece rejuvenecer con el paso del tiempo. Es el máximo anotador del equipo y en las cuatro últimas jornadas está promediando más de tres asistencias. Singler, que se incorporó con el tren en marcha, ha ido encontrando su sitio en los dos lados de la cancha, sobre todo en ataque, más cerca del aro. Y Simons completa el trío de exteriores con más tiempo en cancha. Entre los tres se distribuye el 70 % de los minutos en los puestos perimetrales.

Navarro, puntualmente también como base, y Obst, junto con Hlinason y Spires por dentro, completan las rotaciones.

En anteriores campañas, en la Liga Endesa había una norma que se cumplía con frecuencia en las victorias del Obradoiro: cuando conseguía dejar a los rivales por debajo de los setenta puntos sus opciones de triunfo se multiplicaban. Esa tendencia ya empezó a cambiar el pasado curso. Y en este los números dicen que solo ganó una contienda por debajo de los 70 puntos, la del 69-68 frente al Andorra. En las otras seis anotó entre 86 y 92 puntos, y solo en dos ocasiones se impuso con una diferencia de dobles dígitos. Curiosamente, en ambas con el mismo resultado, 91-81, ante el Burgos y el Estudiantes.