El Miudiño es eterno
El tiempo vuela, pero no para el Miudiño. «Salvo que me coincida dando instrucciones -explica Moncho-, me gusta escucharlo de pie. Es único. Y escuchar cómo lo cantan los extranjeros, también. Luego les explicas la letra y no se lo creen». «Yo lo tengo incluso en el salón de casa», indica Gonzalo, mientras que Víctor añade otra perspectiva, porque Sar afina pero cuando los aficionados lo entonan en los desplazamientos, «entran un orgullo y una satisfacción especiales».
Los años galopan, el Miudiño no entiende de calendarios, quizás se haya perdido parte de ese empuje que siempre es un plus en el arranque de las aventuras y el Obra va cincelando su perfil.