Luis Montoto: «A los árbitros les gusta el ambiente de Sar»

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

Es abonado y el taxista encargado de los traslados del trío arbitral

08 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Luis Montoto conoce el baloncesto desde todos los ángulos. Lo practicó cuando estudiaba en el colegio San Jorge. Fue jugador y entrenador en La Salle, y ayudante de primeros espadas como Alfonso Rivera, Juan Couto y Tonecho Lorenzo. Dirigió al Ribeira, al Pío XII femenino y al CDU femenino (allí cogió el testigo Víctor Pérez, hoy ayudante de Moncho Fernández). Durante un par de años también arbitró partidos. Su esposa, Nuria Paz, jugó en el Compañía, Pío XII y Universidade. Y sus hijos, de 14 y 10 años, están enrolados en la cantera del Compañía.

Hace ya años que está retirado de las canchas, pero es un asiduo espectador de los partidos del Obradoiro: «Recuerdo haber visto al Barcelona y al Real Madrid en el viejo Sar. Le prometí a mis hijos que si algún día el equipo llegaba a la ACB también los llevaría. Entonces lo veía más como un deseo que como una posibilidad. Pero se hizo realidad y ahora somos abonados los cuatro de casa».

Una perspectiva más

Parecía difícil que a Montoto le quedase alguna faceta por explorar en el baloncesto y, sin embargo, la había. Es el taxista que desde que el club ascendió a la ACB se encarga de los traslados del los árbitros a Sar. La primera carrera fue fruto de la casualidad, porque alguien en el club se acordó de él para esa tarea. Le propusieron seguir, y hasta hoy.

Desde entonces son más de cien traslados al y desde el Multiusos, «y nunca ha habido un solo incidente. La gente de baloncesto, en general, y particularmente la del Obra, es muy deportiva. Somos una afición sana».

Entre tantas idas y venidas hay conversaciones que nunca atravesarán las puertas del taxi. Pero hay un sentimiento que Montoto no tiene inconveniente en compartir: «A los árbitros les gusta el ambiente de Sar, ver a la afición tan metida en los partidos. Si alguna vez el público se muestra más frío, lo notan y lo comentan. Se les percibe como si fueran un estamento aparte, y también son gente de baloncesto».

Guarda alguna anécdota que tiene que ver con fechas muy puntuales: «Cuando coincide el partido con la Pedestre de Santiago, es un problema, con tantas carreteras y calles cortadas al tráfico. Una vez los tuvo que recoger en el NH e ir por sitios que no son muy conocidos, como por Cima do Eixo, en un tramo en el que solo puede pasar un coche. Me preguntaron si estaba seguro de que por allí se iba al pabellón».

En otra ocasión, llegó puntual, como siempre, pero faltaba uno de los tres árbitros: «Lo fueron a buscar a la habitación y no estaba. Empezaban ya a preocuparse. Estaba desayunando tranquilamente cuando se dio cuenta de que la noche anterior había cambio horario, había que adelantar una hora el reloj. Pese al retraso inicial, llegamos con tiempo».

Otra anécdota que recuerda es una en la que se ofreció a improvisar. Un árbitro cumplió en Sar quinientos partidos en la ACB y se llevó como recuerdo el balón, firmado. El problema con el que se encontró es que no le entraba en la maleta. Mientras cenaba con sus compañeros, Montoto consiguió un clip con el que le fue quitando el aire, con cuidado de no dañar la válvula.

Montoto es asiduo espectador de los partidos del Obradoiro. Los disfruta como aficionado, pero por momentos no puede evitar verlos con ojos de entrenador porque «siempre te acabas fijando en detalles».