Hace unos días hablé con el Josep Cantero. Me dijo que, ahora que había conseguido que el burro trabajase sin comer, va el animal y se le muere. Presumíamos en Santiago de jugadores polivalentes y llega la Penya y comienza atacando con Sergi Vidal (cada día más Mumbrú) al base y Richard al poste bajo.
El Obra venía de disputarle el partido a Valencia hasta que alguien le robó los puntos del último cuarto. El alcalde Gottardo culpó a Ninetta. Pozas pudo con Richard bajo el aro y lejos del aro. Pustovyi dominó las zonas y Eimantas, parecía feliz. El final del primer cuarto señalaba un 23-7. Soltad a Ninetta, «quella gazza maledetta fu la ladra» (traducido «no pegue más al chaval que ya apareció la petaca»). Subió lineas la Penya y en un minuto del segundo cuarto había metido tantos puntos como en todo el primero. En cuatro minutos se había puesto a seis puntos y «quella gazza maledetta» sonreía en el pabellón.
La segunda parte fue mucho más áspera. La Penya sacó petróleo de dos jugadas enfangadas, de rebotes peleados, pero falló varios triples liberados. El Obra, llamado a arrasar desde la línea de tres, solo anotaba en la pintura con Artem, Radovic y Llovet más algún tiro libre, pero suficiente para mantenerse siempre con, al menos, dos posesiones de ventaja. ¿Y el burro? Pues, la verdad, el burro no sé qué pinta aquí, pero seguro que vosotros sí lo sabéis.