El Obradoiro rozó otro milagro

M.G. REIGOSA SANTIAGODATA / AGENCIA

ANDAR MIUDIÑO

XOÁN A. SOLER

17 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El Obradoiro Blusens Monbus dominó en un arranque soberbio, hasta que apareció en pista Doellman y se adueñó del partido. Con él, el Valencia fue otro. Primero, igualó. Después, cogió renta. Y al final la administró, aunque con más sufrimiento del que esperaba. A falta de un minuto cuarenta, un par de triples de Corbacho pusieron el 72-71 que alimentaba una remontada épica. Pero, una vez más, el pívot naranja emergió al rescate con siete puntos letales.

El conjunto local salió en tromba y en tres minutos endosó un parcial 8-0, incluido un contragolpe en tres pases sin botar el balón. Perasovic no esperó para consumir su primer tiempo muerto y encontró la tecla para ir contrarrestando el vendaval santiagués. La entrada de Doellman cambió la cara de un Valencia que fue recortando paulatinamente hasta cerrar el primer cuarto solo uno abajo, a pesar de la inspiración de Mejri.

El segundo acto tuvo color visitante. El equipo naranja tapó mucho mejor los espacios cerca de su aro. Los pívots locales bajaron su producción y, desde fuera, salvo un triple de Corbacho y otro de Dewar, el Obra no encontraba la aguja de marear. Así llegó al descanso, seis abajo, ante un rival que, en el peor de los casos, acababa encomendándose a Doellman y a Pau Ribas para que desatascasen la anotación.

Tras el paso por los vestuarios no cambió mucho la decoración del partido porque el Valencia siguió sin hacer la más mínima concesión. Y en los momentos de mayor inspiración en la larga distancia llegó a coger doce puntos de renta. El Obra no se vino abajo, tampoco ante un arbitraje desconcertante. Entró en el último cuarto a ocho del rival.

Lo intentó el colectivo de Moncho Fernández hasta el final, pero todo fue en vano ante un adversario muy consistente que demostró porque fue finalista en la Copa del Rey y es semifinalista en la Eurocopa.

Se la jugó el Obra al tiro exterior, con Dewar, Hummel y Corbacho juntos. Y casi le sale bien, de no ser por el omnipresente e infalible Doellman.

Todo en contra

Ayer fue uno de esos días en los que los pequeños detalles parecían haberse aliado en contra de los locales. En el último cuarto, con 55-61, Kelati anotó un triple desde la esquina casi cayéndose, tapado. Y poco después anotó Faverani al límite de la posesión, en una acción en la que los árbitros pasaron por alto tres segundos en la zona. Y a Kendall, en la primera parte, se le escaparon tres canastas incomprensibles. Una, con una flagrante falta no pitada.

Quizás sea injusto poner la lupa sobre el arbitraje, porque el Valencia cuajó un partido muy completo. Pero hay un dato revelador, a la vista de que el conjunto naranja apretaron atrás más que unos zapatos castellanos: los de Perasovic lanzaron 24 tiros libres; los de Moncho Fernández, ocho. En el segundo cuarto, antes de llegar al minuto cuatro los locales ya estaban en bonus y los visitantes todavía no habían estrenado el casillero de faltas.

Obradoiro: Rafa Luz (6), Pumprla (7), Dewar (9), Kendall (2) y Salah Mejri (18) -cinco inicial-. Hummel (11), Andrés Rordríguez, Oriol Junyent (4), Corbacho (17) y Buford.

Valencia: Markovic, Pau Ribas (14), Kelati (13), Dubljevic y Lishchuk (4) -cinco inicial-. San Miguel (6), Doellman (32), Rafa Martínez (2) y Pieturs (2).