Doce mujeres que hicieron historia: las pioneras y únicas en la ballenera de Morás

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso XOVE / LA VOZ

XOVE

REPRODUCIÓN DE IMAGEN DEL PASEO ETNOGRÁFICO DE MORÁS

Con salarios inferiores a los hombres e ignoradas cuando se abrió Alúmina y cerró la factoría, marcaron la senda para que otras trabajadoras se incorporasen a empleos industriales

08 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La factoría ballenera de Morás, en Xove, tiene un capítulo destacado en la historia reciente de la industria y la pesca de A Mariña. Su construcción se inició en el año 1964, por Massó Hermanos, estrenándose el 12 de agosto de 1965 con la llegada de dos cachalotes de once y catorce metros. Estuvo operativa 12 años, cerrando sus puertas tras la campaña de 1977, después de que en 1975 Endasa (Empresa Nacional de Aluminio) y Unión Fenosa eligiesen San Cibrao y Lago para ubicar la nueva factoría de alúmina y aluminio. La legislación impedía situar una fábrica de alimentación junto a una siderúrgica, de modo que la ballenera estaba abocada a cerrar. A su entonces propietaria, Ibsa, le vino de perlas, pues la viabilidad económica de la caza de ballenas ya empezaba a ser cuestionada y, como compensación por el cierre, recibió una indemnización que expertos sitúan en un 300 % de lo que había costado la factoría.

REPRODUCCIÓN DE IMAGEN DEL PASEO ETNOGRÁFICO DE MORÁS. CEDIDA L.C.B.

En la historia de la ballenera de Morás ocupan un papel relevante doce mujeres, las pioneras y únicas que trabajaron en ella, que son testimonio de la discriminación que en ese tiempo, hace poco más de 40 años, sufrían las mujeres en el mercado laboral español por su condición, solo por ser mujeres. Todo ello se relata pormenorizadamente en el paseo etnográfico «El viaje de las ballenas», promovido ya hace años por el Concello de Xove y Costas del Estado, consistente en una sucesión de paneles con profusa información y fotografías (cedidas por Leonides Casabella Balseiro o Roberto Quelle Marino), ubicados en el mismo lugar que ocupó la ballenera. 

El salario

Así, se cuenta que cuando inició la actividad trabajaban unas 60 personas, entre ellas 17 empleados fijos discontinuos, que se encargaban de la atención y mantenimiento de las instalaciones; 14 trabajadores interinos, que hacían el despiece, solo cuando había capturas, y 12 trabajadoras de temporada, fijas discontinuas, mujeres que se encargaban de limpiar la planta y cortar la carne que se dedicaba al consumo humano, así como de su transporte y estiba en la cámara frigorífica. Solo trabajaban los meses que había caza de ballenas, de abril a noviembre, y en este tiempo cuando no había capturas se dedicaban a limpiar las instalaciones y a la estiba de sacos de harina y del guano que se vendían como fertilizantes y alimento para otros animales.

En una división del trabajo estereotipada por sexos como la de entonces en España, se cuenta en los paneles del paseo etnográfico de Morás que a las mujeres se les atribuían virtudes como un mayor grado de responsabilidad y ser más virtuosas que los hombres, algo sin duda de gran valor al preparar un producto muy cotizado: la carne de ballena para el consumo humano. Los japoneses enviaban expertos a Galicia para enseñar a las mujeres que se encargaban de esta tarea.

Pese a ser una labor más especializada, de responsabilidad y dura, las operarias cobraban en la ballenera de Morás un 30 % menos que los varones. Una oficial de primera ingresaba 82 pesetas al día, mientras un hombre percibía 120; un oficial de segunda cobraba 110, por las 78 pesetas diarias de una mujer con la misma función, y quien desempeñaba puestos no especializados, un varón tenía por salario 105 pesetas diarias, por las 70 de las mujeres.

J. ALONSO

Fueron ignoradas en la negociación para incorporar personal a la fábrica de aluminio

El segundo plano que ocupaban las mujeres trabajadoras se puso en evidencia con el cierre de la ballenera.

En el año 1975, cuando Endasa y Unión Fenosa eligieron San Cibrao para ubicar la fábrica de aluminio y alúmina, un grupo de trabajadores de la ballenera negociaron su incorporación. Lo lograron, pero las mujeres quedaron fueran del trato.

Algunas de las operarias sí consiguieron un empleo años más tarde en empresas auxiliares de la aluminera, pero en puestos relacionados con tareas de limpieza, se indica en la información del parque «El viaje de las ballenas», cuyo relato concluye con un balance que realza el papel que tuvieron estas pioneras: «A pesar de todo, las mujeres que trabajaron en la factoría de Morás durante sus doce años de funcionamiento fueron de las primeras asalariadas fabriles del Concello de Xove y abrirían el camino para todas aquellas que vinieron después».