Una ferretería de Viveiro conquista a «fillos e netos de clientes» tras 46 años

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

Las hermanas Amalia y Pilar Franco Rodríguez dirigen y trabajan la ferretería que fundaron sus tíos Ramón y Adolfina en Verxeles hace casi medio siglo, y que es un referente comercial en Viveiro
Las hermanas Amalia y Pilar Franco Rodríguez dirigen y trabajan la ferretería que fundaron sus tíos Ramón y Adolfina en Verxeles hace casi medio siglo, y que es un referente comercial en Viveiro XAIME RAMALLAL

Amalia y Pilar Franco dirigen un negocio muy apreciado que figura en el prestigioso informe Ardán

23 ene 2022 . Actualizado a las 21:50 h.

Ferretería Fernández y Franco significa en Viveiro sinónimo de garantía y de profesionalidad. El negocio, que está situado en Verxeles, es casi medio siglo después de su apertura un referente que continúa conquistando a «fillos e netos de clientes», como explica Pilar Franco Rodríguez, que dirige y trabaja la ferretería junto con su hermana Amalia. Fundada hace alrededor de 46 años y con una facturación que en el 2019 superó los 260.000 euros, la empresa figura en el prestigioso informe económico Ardán, elaborado por el Consorcio de la Zona Franca de Vigo en base a las empresas mejor posicionadas de Galicia.

«Houbo épocas nas que mesmo tiñamos material de construción e unha camioneta para repartir, pero agora diso non temos nada. Só temos ferretería», indica Pilar, que señala que los productos que más venden están relacionados con la fontanería y la cerrajería, aunque los clientes demandan «algo de todo». «E máis que se podería vender porque agora hai moita especialización en todo, é un campo moi amplo», comenta, y explica que, por ejemplo, donde antes había dos ahora hay diez tipos de siliconas, o que existen herramientas muy específicas.

Si algo destacan las hermanas es la fidelidad de una clientela que incluso les ha ayudado a sobrellevar de alguna manera desgracias que han sido muy duras en lo personal. Como cuando en el 2009 falleció Jaime, el marido de Amalia, y que fue durante décadas una de las caras más visibles de la ferretería de Xunqueira, donde había entrado a trabajar poco tiempo después de su mujer. Y también como cuando hace un par de años falleció su hija Inma con 32 años. «Foron golpes moi duros e témoslle moito que agradecer ós clientes. Temos unha clientela boísima desde sempre. Para nós, seguir aquí foi e segue sendo unha menciña despois diso. Todos nos mostraron o seu apoio, moitas veces só coa mirada, e á vez deixáronnos respirar, sen agobiarnos en ningún momento», reconocen las hermanas. Según destacan, en esa clientela hay gente de Viveiro, de Ourol, de O Vicedo, de Xove e incluso de O Barqueiro.

Pilar y Amalia están al pie del cañón en un negocio que mayoritariamente sigue siendo demandado por hombres. «A ferretería segue sendo un mundo bastante de homes. Aínda é raro que un home veña comprar unha pota ou que unha muller veña comprar un martillo picador», indican. La empresa abre de lunes a viernes mañana y tarde, además de los sábados por la mañana.

Pandemia

Con la pandemia del coronavirus, cuentan, mucha gente se ha animado a llevar a cabo reformas en sus casas, especialmente en las aldeas. «Fanse moitas cousas para mellorar o xardín, a mesa de fóra... A xente agora trata de coidarse máis, de aproveitar o tempo e os espazos para estar cos seus», concluyen.

Quieren que el negocio siga funcionando y creciendo cuando ellas se retiren

Uno de los sueños de Pilar, de 64 años, y Amalia, que tiene 62 años, es que la ferretería siga funcionando y creciendo cuando ellas se retiren, algo que por ahora no vislumbran a corto plazo. «O que queremos é que isto continúe máis ou menos como está agora porque nos debemos a unha clientela que é moi fiel, e que fomos renovando constantemente. Agora veñen fillos e netos de clientes, e iso é moi gratificante», sostienen las mujeres, cuyos hijos han tomado caminos profesionales diferentes a la ferretería.

Un negocio histórico cuyo origen se gestó en el lugar de Burgás, en Ourol

Los tíos de Amalia y Pilar Franco, Ramón Gerardo Fernández y su mujer, Adolfina, vivían en el lugar de Burgás, en la parroquia ourolense de San Pantaleón de Cabanas. Mediado el siglo XX, el hombre tenía allí un taller de ferreiro en el que fabricaba arados, remolques... En torno al año 65, el matrimonio se mudó a Viveiro «para mellorar», y construyó una casa en Verxeles en cuyo bajo habilitó el taller. Poco después, la pareja montó la ferretería en la que pronto empezó a trabajar su sobrina Amalia. Con el tiempo, en 1983 se incorporó Pilar, y en 1987 entró Paco, el marido de Marina, la tercera hermana de Amalia y Pilar. Jaime, el marido de Amalia, también estuvo al frente del negocio hasta su fallecimiento. «Sempre estivemos traballando xente da familia salvo unha etapa de tres anos na que tivemos un empregado», explican las empresarias viveirenses.