Toca cambiar conductas en Viveiro

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Tirar chicles, papeles o colillas al suelo, escupir, colocar publicidad en los parabrisas de los coches o dar de comer a las palomas costará 50 euros

10 ago 2020 . Actualizado a las 11:06 h.

Ahora sí ha llegado el momento. Después de prepararla con todas las cautelas y siguiendo modelos de otras localidades donde también existe pero, por lo general, casi nunca se aplica, los ocho concejales del PSOE Viveiro han aprobado en pleno la ordenanza de «convivencia, limpeza e residuos». Los cinco ediles del PP, los dos de Por Viveiro, el de Son Viveiro y la del BNG optaron por abstenerse en una norma que sustituye a la de «policía y buen gobierno», de 1996.

Si no hay cambios, antes de octubre tocará cambiar conductas repetidas por generaciones a lo largo de los años, y no solo en Viveiro, sino en un sinfín de poblaciones del planeta. No parece sencillo acabar con esa todavía demasiado extendida creencia de que los espacios públicos son de todos y, por tanto, no importa ensuciarlos porque ya habrá quien limpie y, si no, da igual.

Con el fin de «protexer e mellorar a calidade de vida e defender e restaurar o medio ambiente, apoiándose na indispensable solidariedade colectivo», el gobierno de María Loureiro apela primero a la conciencia individual, a la cooperación por el bien común, pero si así no basta, podrán multar. Al menos 50 euros, aunque podrían llegar hasta 750, por malos hábitos tan comunes como tirar al suelo chicles, papeles, envoltorios o colillas, escupir en espacios públicos, colocar publicidad en parabrisas de los coches o dar de comer a las palomas, gatos u otros animales.

«Calquer cidadán»

Con la posibilidad de que «calquer cidadán» informe a las autoridades, también se arriesgará a una multa quienes paseen a perros u otras mascotas y no recojan su heces de vías públicas y no limpien la zona que ensuciaron. Será sancionable sacudir alfombras hacia la calle, tender ropa en ventanas o balcones visibles para viandantes o salpicar los viales comunes por regar plantas.

Tampoco estará permitido tirar a la calle restos de barreduras o verter «augas procedentes de limpezas de calquer tipo». Otros motivos de multa serán depositar la basura fuera de hora (antes de las nueve de la tarde en verano y de las ocho en invierno) o verter los residuos sin separar o en los contenedores que no correspondan.

Y el botellón quedará totalmente vetado, dando opción a las fuerzas de seguridad a decomisar las bebidas y, como principal novedad, responsabilizando a los padres si son pillados menores, y, por tanto, multándoles a ellos con entre 50 y 750 euros.

La oposición aparcó la norma creada para apelar al respeto a los demás en las playas

Alegando que la campaña veraniega acabará antes de que se empiece a aplicar, y en aras de un mayorconsenso, los cuatro grupos de la oposición al gobierno socialista de Viveiro aceptaron la propuesta de Son Viveiro y aprobaron aparcar otra norma que trasladaba a las playas el mismo espíritu que la de convivencia en espacios urbanos. También con una primera intención de convencer y de contar con la cooperación individual, el espíritu de la «ordenanza de uso e aproveitamento das praias» queda claro con un apartado que llamó la atención. Prohibir orinar en el mar es, por la dificultad de controlarlo, como ponerle puertas al campo, pero el reglamento lo recogía con ánimo de concienciar, de recordar que perjudica a todos usar la playa como urinario.

Al posponerse, queda por ver si saldrá adelante el reglamento y si conservará las sanciones de entre 100 y 3.000 euros que preveía para quien moleste en las playas o las contamine. Calificado por el gobierno de la socialista María Loureiro de «pionero» en A Mariña y su entorno, proponía un apercibimiento verbal a quien lo incumpliese y, de persistir, cabría denunciar y, previa valoración de las «circunstancias de cada caso», multar.

No ensuciarlas, y las mascotas

Por higiene personal y colectiva, la ordenanza pretendía que quedase «prohibido calquera acto que puidese ensuciar» las playas de Covas, Area, Sacido, Seiramar y Celeiro. Para facilitar el cumplimiento, el Concello asumía la responsabilidad de dotarlas de papeleras y contenedores. Ni a la arena ni al mar podrían tirarse colillas, papeles, restos de comida, latas, botellas, agua sucia, aceites o grasas. Tampoco se permitiría dejar ropa, calzado, cajas, embalajes, sillas de playa, carritos, parasoles...

Por el riesgo de que rompiesen y alguien se pudiese lesionar, prohibiría llevar a la playa envases de vidrio. Jugar con pelotas sí, pero sin molestar a los demás, por lo cual, quien ignorase las peticiones de otros usuarios, podría ser advertido por los socorristas o los policías locales.

Pasear mascotas como perros por los arenales de Viveiro sería posible del 1 de octubre al 31 de mayo, tomando las medidas necesarias para no incordiar a otros usuarios. Durante la temporada de baño, del 1 de junio al 30 de septiembre, no se autorizaría entre las nueve de la mañana y las nueve de la tarde. Tampoco se permitiría reservar sitios con cualquier tipo de objeto, ni la venta ambulante. Y se prohibiría acampar, hacer fuego, cocinar o celebrar fiestas sin licencia.

Los ocho concejales del PSOE se quedaron solos ante los cinco del PP, los dos de Por Viveiro, el de Son Viveiro y la del BNG. De aquí al próximo verano hay tiempo para retomar la ordenanza, o no, depende de los políticos.