«Bebí una botella de Rioja a la comida y luego cogí el coche para ir a Viveiro»

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

VIVEIRO

OSCAR CELA

Juicio al conductor que arrolló a una mujer en Viveiro, que murió 9 días después

29 mar 2019 . Actualizado a las 21:35 h.

El vecino de Ourol, C.H.V, que sobre las nueve de la noche del tres de octubre de 2018 atropelló en estado ebrio con su todoterreno a una mujer en la carretera LU-540, a su paso Landrove y se dio a la fuga, alegó que no fue consciente de haberla arrollado.

En el juicio, que se celebró ayer en el Penal número 2 de Lugo, el procesado explicó que el día de los hechos bebió una botella de Rioja a la comida y, pese a tener el permiso de conducir retirado, cogió el vehículo para acudir a Viveiro a comprar unas medicinas para su madre y arreglar unas desbrozadoras. Manifestó que, mientras esperaba por la reparación de las máquinas, bebió tres quintos de cerveza y cuando llegó a casa, sobre las 21.45 horas, cenó con otra botella de Rioja, un chupito de whisky y tomó metadona para poder dormir.

La versión dada ayer se contradice con la del día de los hechos, cuando sobre las 23.30 horas, agentes de Policía Local y de la Guardia Civil se personaron en su domicilio tras tomar declaración a varios testigos y dar con el supuesto sospechoso.

El acusado, que salió a la puerta en ropa interior supuestamente porque se encontraba en cama, manifestó que su coche estuviera toda la tarde estacionado en casa. Sin embargo, ayer reconoció que sí lo había cogido. «Circulaba en dirección a casa e iba en caravana. Ni vi al peatón en medio de la calzada ni escuché ningún ruido porque llevaba la música alta. Tampoco percibí el faro roto del coche ni el capó abollado», esgrimió el procesado, que cuando los agentes, a las 23.46 horas y a las 0.06 horas le hicieron las pruebas de alcohol y drogas arrojó tasas de 0,53 y 0.51 mg/l y positivo en opiáceos. El procesado indicó que los agentes no le preguntaron si a la hora de la cena había ingerido alcohol o drogas.

Varios policías locales y guardias civiles declararon como testigos. El agente de policía local que ese día estaba de jefe de servicio manifestó que fueron requeridos por COTA y cuando se personaron en la zona estaba la Guardia Civil y un agente fuera de servicio, que en el momento de los hechos se dirigía al Cuartel para realizar el turno de noche. Este guardia manifestó que vio a la peatón cruzar sin mirar y que él mismo tuvo que esquivarla, ya que se encontraba en el medio de la calzaba, justo en la línea que divide los dos carriles, sin prenda reflectante y vestida con ropa oscura en una carretera poco iluminada. Manifestó que tras mirar por el espejo retrovisor no percibió las luces de freno de ningún vehículo.

Los testigos declararon que la víctima tuvo asistencia dado que en el momento del atropello un bus del centro de transfusión de sangre circulaba por la zona y un sanitario, junto a otras personas, la atendieron.

El ministerio público pide para el acusado cuatro años de cárcel por homicidio imprudente y otros cuatro por el de omisión del deber de socorro, así como la pérdida definitiva del permiso de conducir y que indemnice a los familiares de la víctima con más de 250.000 euros. El letrado del acusado insistió en que la mujer estaba en medio de calzada, sin dispositivo para que los conductores pudiesen distinguirla con facilidad.