«Á unha da mañá estaba o comercio cheo de barro»

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

XAIME RAMALLAL

Comerciantes de las calles más afectadas por la riada en Viveiro se afanaron por limpiar los locales y por salvar la mercancía

20 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El agua completamente embarrada llegó a alcanzar más de 40 centímetros de altura en el interior de algunos negocios del centro de Viveiro. Desde primera hora de ayer comerciantes de la calle Pastor Díaz, Avenida de Cervantes, Praza da Fontenova y de varios tramos de la Travesía da Marina y de Avenida da Mariña se empeñaban a fondo para limpiar los establecimientos. Cubos, fregonas, bombas de achique... En locales, pero también en sótanos y en portales de viviendas. Una mezcla de tristeza, sorpresa e indignación reflejaban las caras de comerciantes y clientes. Operarios municipales, de Viaqua, de Protección Civil y bomberos, entre otros, se afanaban por limpiar todo el barrizal, que afectaba también a la rotonda de acceso de Viveiro y al entorno de la estación de buses y del muelle viejo.

Pero ahí estaban los comerciantes. Unos ayudándose a los otros. Sumaron también su apoyo voluntarios. «Cuando llegué por la noche el agua subía de los 30 centímetros. Levanté los muebles y puse toallas en la puerta para que no entrara más agua dentro. Si no actuáramos rápido se iba todo al garete», reconocían en la peluquería Ángeles Salgueiro. Adela Mariño, de Jonathans, en Pastor Díaz, continuaba ayer a mediodía limpiando el comercio: «Chegamos sobre a unha da mañá e estaba todo cheo de barro. Estivemos limpando ata case as cinco da madrugada». «No podemos abrir al público. Hay máquinas que no encienden», reconocía un empleado de Vodafone. En Papelería Juguetería Santiago el agua cruzó el negocio, por Pastor Díaz y Travesía da Mariña. Y en la Praza da Fontenova llamaba la atención la gran cantidad de piezas de mobiliario y de artículos de trabajo que se retiraban del negocio Foto Carlos y otros próximos.

Cierre

A un metro, Baühaüs Decoración Viveiro comunicaba a sus clientes, que «debido a la fuerte tromba de agua caída esta noche en Viveiro y que provocó inundaciones en locales comerciales (incluido el nuestro) nos vemos obligados a cerrar hasta nuevo aviso». Hubo comerciantes que se quejaban de que algunos sumideros no tragaban el agua. Desde el Centro Comercial Histórico de Viveiro, su gerente, Isabel Méndez, ofrecía la colaboración de la entidad y transmitía sus condolencias a la familia de la fallecida. Visitó varias veces las zonas afectadas: «Moitos dos comercios, ademais de mercancía, teñen solos e escaparates de madeira ou tarima, polo cal están moi afectados pola auga». Confirmó que mientras que unos estuvieron a medio gas afanados en limpiar, otros cerraron unas horas. Agradeció la colaboración de Comisiones Obreras, que cedió provisionalmente sus instalaciones para alojar mercancía.

«A las doce no se podía acceder al negocio. Estaba inundada la calle»

Pendiente de valorar los daños causados por la riada en su local, Úrsula Galera, de la Joyería Kalea, temía que los desperfectos ocasionaran un grave problema informático, ya que el equipo no respondía. «A las doce (de la noche) me llamó una vecina, pero no se podía acceder al negocio. Todavía estaban trabajando los de Viaqua porque la calle estaba inundada». Para librar de agua su negocio, ubicado en la calle Pastor Díaz, contó con el apoyo de familia y otros colaboradores. «Éramos cinco o seis trabajando aquí hasta las tres de la madrugada», reconocía ayer. Precisó que a su local el agua llegó desde el exterior. Lamentaba que se mojaran cajas con artículos que acababa de recibir.

«El agua entró en el bajo y en el acceso a la vivienda»

Pertrechados de fregonas y escobas estaban limpiando ayer en el bajo de Javier Pernas. Está situado en el tramo de la calle Pastor Díaz más afectado. Reconoce que cuando se registró la inundación estaba en A Coruña, desde donde se desplazó a Viveiro para conocer in situ el impacto del daño en el bajo comercial que alquila. En la fachada exterior del negocio se aprecia la marca del agua a unos 75-80 centímetros de altura, si bien en el interior, la altura fue menor. «El agua entró en el bajo y también en el acceso a la vivienda», manifestaba ayer mientras mostraba los restos del barrizal. Como el resto de los afectados, conserva fotos de la situación para futuras reclamaciones.