Misterios del convento de Valdeflores

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

PEPA LOSADA

La policía busca los dos códices que desaparecieron, y las monjas que no se entendían con las mayores regresarán

21 jun 2018 . Actualizado a las 10:57 h.

Cerrado desde el lunes tras abandonarlo la priora y otras cinco monjas de avanzada edad, un halo de misterio rodea los últimos acontecimientos vividos en el convento de Valdeflores (Viveiro). Parece claro que las monjas marcharon buscando cuidados para su delicado estado de salud y que sus compañeras, también mayores, las siguieron para no volver a convivir con las tres más jóvenes con las que habían tenido roces cuando compartieron clausura. ¿Cuál fue el grado de enfrentamiento para llegar hasta ahí y a qué se debió? También se confirma, aunque no ha sido posible concretar la fecha, que las tres reabrirán el monasterio con dominicas de otras congregaciones. Aunque la Policía Nacional de Viveiro avanza en sus investigaciones, sigue sin saberse nada de los códices cuya desaparición denunció la priora que se fue. De momento tampoco se ha aclarado si alguien entró en el convento y si lo único que falta son esos dos voluminosos manuscritos.

Fuentes oficiales y la propia priora desvinculan el caso de los libros del desencadenante de la marcha de las monjas mayores, las desavenencias con las tres más jóvenes de la congregación. Como los códices no han sido encontrados, la Policía Nacional de Viveiro lanza hoy una orden de búsqueda. Trata de evitar que se vendan en el mercado negro. Además de los estudiosos, los coleccionistas consideran valiosos esos dos ejemplares de libros de pergaminos manuscritos con partituras, uno de música coral y otro probablemente de difuntos. Cada uno mide 45 centímetros de alto y pesa un mínimo de quince kilos.

Fuentes conocedoras del caso explican que la priora los echó en falta el mes pasado, coincidiendo con otros episodios que sembraron temor en el convento de clausura porque creían que alguien entraba sin su conocimiento, pero la policía no halló evidencias de allanamiento. A petición de las religiosas, con ánimo disuasorio intensificó la vigilancia.

Se desvincula la desaparición de los códices de las desavenencias entre monjas porque la última más joven se trasladó temporalmente de Valdeflores meses antes, en enero. Tras hablar con la última priora, con una de las monjas de menos edad y con un fraile dominico que el pasado septiembre los estudió en la biblioteca, las fuerzas de seguridad descartan la implicación la comunidad religiosa. Entonces, ¿quién o quiénes se llevaron esos dos tomos, cuándo y por qué?

Desde el convento de Cangas de Narcea (Asturias) donde han sido acogidas, la priora y las otras cinco monjas confirmaron a viveirenses con quienes hablaron que no regresarán al Valdeflores donde residieron durante tantos años. No quieren polemizar, prefieren pasar página de un capítulo de su vida de clausura en el que llegaron a sentir miedo. Aunque no se entendían con las tres de menos edad, la priora contó a viveirenses que cerró el convento cumpliendo la normativa vaticana de no mantenerlo abierto con menos de cinco monjas. Sin su grupo, solo quedaban tres.

Con el cierre del convento el Concello ha dejado de prestarle ayuda a domicilio y la congregación ha cancelado los contratos con el personal que trabajaba en Valdeflores.

Cada uno de los libros que faltan mide casi medio metro y pesa al menos quince kilos