Una de las mejores carteras de España

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

Daniel R. Portela

Hija y nieta de carteros, María Luisa Requeijo trabaja en la unidad de reparto de Correos en Viveiro, premiada a nivel nacional

21 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Bos días, ¿que tal? ¿fuches dar o paseo?». «Fun si, pero hoxe estou media choca». María Luisa Requeijo y Dorinda mantenían ayer por la mañana esta breve, pero entrañable conversación, mientras la primera le entregaba una carta a la segunda, una mujer mayor que vive en el lugar de Barral, en la parroquia viveirense de San Pedro. «Somos moi amigas, é moi boa carteira», destaca sonriente Dorinda, que se apoya en una muleta para caminar, mientras se funde en un abrazo con María Luisa en el umbral de su puerta. «A xente é moi maja, apréciate porque te ve case todos os días. Nalgúns sitios xa non te deixan baixar do coche porque saben que andamos moi apurados, e mesmo te invitan a que tomes un café ou a que comas algo no inverno», explica Requeijo Escourido, que tiene 63 años y trabaja como cartera rural en la unidad de reparto de Viveiro, que recientemente logró el Premio Nacional de Excelencia que concede Correos. Un galardón en el que compitió con 250 carterías de toda España y que reconoce, entre otros aspectos, la eficacia de un equipo integrado por 17 personas en un momento en el que las cartas de amor y las postales han sido reemplazadas en los buzones por las facturas, la publicidad, las multas o los paquetes de comercio electrónico

«La carta particular quedó desaparecida en combate salvo en Navidades, cuando aún hay bastantes. Ahora llegan sobre todo cartas comerciales, de bancos y de Tráfico y Hacienda, esas que a la gente no le gusta que les lleve el cartero», comenta el jefe de distribución de la oficina viveirense, Jesús Fernández, que explica el porqué del premio. «Es un equipo de gente fenomenal con una gran implicación en lo que hace. Hay carteros rurales que llevan en el coche los paquetes que no les caben en los carritos de a pie a los carteros urbanos, o llaman por teléfono si la gente no está en casa para volver a otra hora... Son cosas que no tendrían por qué hacer. Tienen una competitividad sana, de decir: ‘‘Si tú te esfuerzas, yo no voy a ser menos. Si tú llevaste 5 paquetes y entregaste 4, yo voy a tratar de entregar 5’’», agrega. 

De la libreta a la PDA

«Correos cambia constantemente. Co bum da emigración a Suiza chegaban cartas espesas, paquetes, xiros a principios de mes... Agora diso non hai nada, pero, en cambio, co correo electrónico levamos paquetes para xente nova, de mediana idade, maiores... E recibir o premio é un eloxio, un recoñecemento co que non contas», retoma María Luisa Requeijo. «Meréceno porque teñen moito que andar, verán e inverno, chova ou neve sempre están aí», exponen Erundina y Josefa, vecinas de Suasbarras de Valcarría, donde viven 14 personas.

Esta cartera mamó la cartería desde la cuna y es testigo del espectacular cambio social y tecnológico. «Meu avó, Francisco Escourido, foi carteiro, e papá, Francisco Requeijo, tamén foi carteiro en Vieiro e eu axudáballe. Meu avó facía o reparto a pé, e meu pai ao principio tamén. Logo comprou unha moto e eu o coche, pero teño ido facer o reparto andando moitas veces. Antes había xente en todas as casas, e agora dá moita pena ver como o rural está quedando sen xente», recuerda la mujer, que vivió la transición de la libreta a la PDA. «Fago cada día de 80 a 85 quilómetros, e paradas nin che conto. Cheguei a facer 90», señala la cartera, que es madre de tres hijos -ninguno ha seguido la tradición familiar- y abuela de tres nietos pequeños.

De Chavín a San Andrés, San Pedro o Valcarría en Viveiro, Penas Agudas y zonas de A Regueira, en Xove, tras décadas de trabajo, los últimos 14 años como fija, a María Luisa no se le escapa dirección ni destinatario. «E iso que agora as direccións veñen moi mal, sobre todo as que saen do ordenador».