«En 24 horas agoté toda la mercancía, vino gente hasta de Santiago y Vigo»

Lucía Rey
Lucía Rey VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

PEPA LOSADA

La paquetería que cierra porque a su dueña le tocó el gordo vivió ayer «una avalancha» de gente

20 abr 2018 . Actualizado a las 21:48 h.

Cabeceras de periódicos en papel y digitales, emisoras de radio y cadenas de televisión de toda España se han hecho eco de la historia que publicaba ayer La Voz de Galicia en la que Ángela López, la dueña de una paquetería de Viveiro explicaba que vende a un euro todos los artículos de su tienda porque la pasada Navidad le tocó el gordo con lotería que le regalaron del bar Cascudo de Vilalba y ha decidido dejar de trabajar. Un sueño para millones de españoles que esta mujer, nacida en Madrid hace 50 años, pero afincada en Ourol, de donde procede su familia, acaba de hacer realidad. «¡Vaya día!», comentaba con una sonrisa a primera hora de la tarde tras una mañana en la que no descansó un segundo. «En 24 horas agoté toda la mercancía, vino gente hasta de Santiago y Vigo», indicó.

Desde primera hora, el local, que está situado en la plaza Juan Donapetry, vivió un tremendo ajetreo, con decenas de personas interesadas en hacerse con camisetas, calzoncillos, bragas o calcetines de las marcas más punteras del mercado, como Punto Blanco, Cóndor o Abanderado, a precios irrisorios. «Ayer [por el miércoles], todavía quedaban bastantes cosas, pero hoy [por ayer] prácticamente no queda nada», señaló la empresaria. Por la tarde incluso pensó en no abrir el establecimiento, aunque las continuas llamadas la animaron a hacerlo. «Quieren comprar hasta los pocos restos que quedan en la tienda», confesó.

Gente que no sabe bordar compró hilos «solo por el hecho de que estaban a un euro»

En algunos momentos de la jornada, la tienda A de Vieiro, registró «avalanchas» de gente interesada en comprar alguna ganga de mercería, paquetería o corsetería. El local fue testigo en los últimos días de escenas bastante curiosas, como la de gente que no sabe coser ni bordar y que compró bobinas y carretes de hilo «solo por el hecho de que estaban a un euro». Ángela López confesó que cuando se enteró de que le había tocado el gordo y echó cuentas, solo se planteó dos cosas: o ampliar el negocio o cerrarlo. En su opinión, la primera opción le iba a suponer complicarse la vida. «Un negocio tiene que dar para ti, para pagar autónomos, impuestos...», reflexionó la empresaria, que se finalmente se ha decantado por la segunda opción. «No voy a echar de menos nada», cuenta, y destaca que lleva 32 años cotizando y ahora solo aspira a «vivir la vida tranquila». Con su marido, sus dos hijos y su nieta. «No digo cuánto me tocó, pero no soy de las que gasta 1.200 euros al mes», expuso.