El Feve, ¿nuestro último tren?

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

MARIA CUADRADO

Cincuenta minutos. Fue lo que duró ayer el viaje de Foz a Viveiro. Sin dinero para modernizarlo, muchos auguran su próxima desaparición

15 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer el viaje no fue gratis, pero tampoco hubo averías ni transbordos en taxi o bus. Porque no siempre sale de balde viajar en el Feve, el tren de la costa. No está pensado el servicio para ir con prisas ?50 minutos entre el apeadero de Marzán (Foz) y la estación de Viveiro?, pero lo compensa el paisaje. El tren llegó a las 12 horas, cinco minutos después de lo anunciado en la web de Renfe. Era el único sitio donde podíamos consultar el dato, ya que alguien arrancó los horarios del apeadero. Subimos dos viajeros y bajó un joven con maleta.

Somos ocho pasajeros en el vagón. Las fundas de los asientos certifican el uso y la calefacción está a tope. Saludamos al revisor y pagamos 3,60 euros por un billete sencillo. En Cangas, donde el apeadero también está lleno de grafitis sube otro viajero. Continuamos trayecto. Divisamos desde el convoy un basurero de colchones y de otros residuos bajo el puente de la carretera vieja. ¡Qué mal efecto! Pienso lo que opinarán los viajeros de los trenes turísticos y del lujoso Transcantábrico. Un minuto después nos damos de bruces con los chalés abandonados de Areoura, un caso de feísmo urbanístico aún sin resolver tres décadas después. La entrada en Burela, con vistas al puerto pesquero y las pequeñas huertas, nos dan un respiro.

Llegada a Burela

Anuncian la parada en la estación. Entre los que suben y se apean, quedamos cuatro en el vagón desde el que ya divisamos como los temporales han dañado el espigón de A Marosa y como tres mercantes esperan puerto en Alcoa. Son las 12.24 horas y sube un pasajero en San Cibrao, un céntrico apeadero pintarrajeado y muy próximo al instituto, al pabellón, al futuro geriátrico... Durante treinta segundos divisamos con interferencias ?eucaliptos y cierres vegetales? el complejo de la multinacional aluminera. Y, solo un minuto después, nos sorprendemos con lo que podría ser una central de mercancías.

La estación de Xove está atestada de contenedores verdes, de grandes lingotes de aluminio, de camiones descargando eucalipto... Gran parte de la madera, con destino al País Vasco. Con una multinacional y siendo A Mariña productor de eucalipto de referencia es difícil entender la falta de inversiones para potenciar este servicio ferroviario. A parte de por el traqueteo, constatamos que viajamos en Ferrocarriles de Vía Estrecha cuando las ramas de los árboles golpean en las ventanas.

El tren para en el corazón de Xove. Se baja una mujer que inició viaje en Burela. Accedemos a una zona con una señal de 30 km/h y donde los taludes están protegidos para evitar desprendimientos de tierra y piedras. Si no fuera por los eucaliptos, disfrutaríamos de la vista sobre Area. Son las 12.44 y divisamos Celeiro. Del vagón bajan dos pasajeros en el apeadero. «El día está bueno, a ver si no cambia», se despiden de una mujer de edad. Cuando está a punto de coger ritmo, el convoy se detiene: Un pasajero grita desde el apeadero que quiere subir. Son las 12.50. Llegamos a la estación. «Hoy es el día de los enamorados», corean dos jubilados a la llegada de una mujer.

Jovita Trigo, usuaria de Feve

«Viaxo no tren a diario desde hai 51 anos. Antes facíao para traballar e agora, por dar un paseo»

Paga 1,30 euros por traxecto, un prezo especial que lle garante a Tarxeta Dourada de Renfe. Jovita Trigo é unha das viaxeiras incondicionais do Feve. Viaxa todos os días, de luns a domingo. A maioría das veces, de Burela a Viveiro. «E se non vén a Viveiro, é porque vai en Foz», apunta un compañero. Jovita ten 82 anos; fará 83 en agosto. Esta nai de catro fillos, considérase unha muller moderna. Confesa que nunca foi ao médico. «Non teño nada, nin catarros, nin gripes». ¿O segredo?: «Como pouco, que non quero barriga, e tomo vitaminas desde hai anos».

?¿Cantos anos leva viaxando no tren?

?Viaxo no tren a diario desde hai 51 anos. Antes viña para traballar e agora, por dar un paseo.

?¿A que se dedicaba?

?Viña mariscar a Viveiro, porque tiña aquí o carné. E tamén ía mariscar a Foz. E logo vendía na lonxa de Burela. Tamén viña a Viveiro con polos e galiñas para vender no mercado, ¡e xa me ten escapado algún polo tren adiante! E tamén traballei no Leyton de Foz durante 39 anos.

?¿Resúltalle cómodo vir no tren?

?Veño moi cómoda. Non teño coche. Hai coche de liña, que puxo agora bastantes liñas Morán, pero veño moi cómoda no tren.

?Vén no tren do mediodía e, ¿cando volve para Burela?

?Volvo sempre no tren das cinco e media. Ás veces vai xente e outras veces, vou soa.

?Coñecerá vostede a todo o persoal do tren...

?A todos, tamén aos xefes.

?¿E ten medo a que desapareza este servizo?

?Eu creo que non vai pasar nada. Menos no verán ou polas festas, que vai todo cheo, o resto do ano non hai moitos pasaxeiros.

?¿E sufriu vostede algún accidente no tren?

?Nengún. Nin accidente nin avaría. Tiven moita sorte.

?¿Hai algún día que haxa máis viaxeiros ca outro?

?Depende dos días. Onte (por antonte) viña moita xente para Viveiro porque había desfile de disfraces.