La ría afea Viveiro por fuera y dentro

s. ordóñez VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

<span lang= es-es >Otr desagüe en pleno Celeiro</span>. De color marrón salía el agua en Celeiro por este desagüe anteayer, justo en el entorno de la cofradía, de la Casa do Mar y del Monumento ao Náufrago.
Otr desagüe en pleno Celeiro. De color marrón salía el agua en Celeiro por este desagüe anteayer, justo en el entorno de la cofradía, de la Casa do Mar y del Monumento ao Náufrago. fotos: pepa losada< / span>

Vertidos y residuos se repiten en diferentes espacios urbanos sin que nadie lo remedie

02 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De Portochao, en Galdo, hasta Sacido, en Covas, o hasta el puerto de Celeiro, senderos o paseos bordean la parte más interior de la ría de Viveiro, por uno o los dos lados. Vecinos y visitantes caminan cada día por esos espacios Depende de la altura de la marea, pero las imágenes y los malos olores se repiten a lo largo del año en las mismas zonas. Vertidos y residuos afean la ría viveirense por fuera, como puede percibir cualquiera que se dé un paseo por sus márgenes, pero también por dentro, porque la acumulación de lodos y fangos, aparte de la pestilencia en bajamar, deteriora aún más uno de los espacios marítimo-fluviales que figura entre los más contaminados por restos fecales de Galicia.

Considerada uno de los espejos del paisaje viveirense, la ría, sobre todo en el entorno urbano, sorprende por su belleza tanto como por su abandono. De tantas veces repetida, la relación de lugares donde se reclaman limpiezas sigue como estaba, o peor, que cuando a finales de la década pasada el ahora edil independiente Guillermo Leal empezó a demandar soluciones. La única respuesta ha sido un anuncio de una inversión de cinco millones.

Ese dinero nunca llegó a Viveiro, ni tampoco remedios a los problemas tantas veces denunciados. Los puntos negros continúan siendo los mismos. En pleno centro urbano, entre el puente de la variante y el del ferrocarril, y de ahí para dentro, abundan los restos vegetales de todo tipo. Ya hacia la avenida de Ferrol, en el entorno del paseo y en las proximidades de un parque infantil, residuos de casi todo tipo, incluidas lanchas en descomposición, ensucian un espacio donde en bajamar hay olores «nauseabundos». Lo mismo que en la rampa de bajada cercana al conservatorio de música. En el puente de A Misericordia, en el entorno de la puerta de Carlos V, también se detectan vertidos esporádicos.

Nada que ver, en cualquier caso, con la salida del alcantarillado situada detrás de la estación de autobuses, en una rampa donde tantos restos salen de una tubería que cientos de peces se alimentan del líquido blanquecino que vierte a la ría. O con la que desagua en el interior del náutico. Cruzando el puente hacia Covas, en el entorno del pabellón polideportivo, otra cañería atrae peces en busca de alimento. Cerca de la capilla de A Misericordia, al lado de un taller mecánico, los desagües también tiñen el agua y apestan a menudo.

Varias calas y playas acumulan objetos de todo tipo

Días atrás, Jesús Fernández, el segundo concejal de Independientes de Viveiro, aprovechaba la visita de la conselleira de Medio Ambiente a Celeiro para entregarle un dosier recordándole que la ría «segue a presentar un aspecto pouco decoroso, ademáis de desprender en ocasións un cheiro moi desagradable».

Jesús Fernández Cal, del PSOE y teniente de alcalde de Viveiro, ya se había dirigido antes a la titular gallega de Medio Ambiente. Con documentación escrita y gráfica, en nombre del Concello, Cal solicitaba un «informe pormenorizado» de las previsiones para que la ría deje de afear Viveiro por fuera y dentro. María Loureiro, la regidora socialista viveirense, se quejó públicamente porque e la Xunta, en este y en otros casos, «nunca nos responden a las peticiones».

Terra de Viveiro alerta del litoral

No solo los espacios urbanos y visibles del interior de la ría viveirense acumulan residuos. El Seminario de Estudos Terra de Viveiro dio hace meses el primer paso de lo que anunciaba como una campaña de concienciación para alertar de que varias calas y playas acumulan objetos de todo tipo. Arrastrados por los temporales o directamente tirados allí, hay neumáticos, colchones, electrodomésticos...

El misterio de los cinco millones para regenerarla

En el interior de la ría de Viveiro ya no queda marisco, excepto colonias de mejillones que crecen imparablemente, por todos los restos que ese marisco filtra para alimentarse. Está prohibido extraerlos y, como otros moluscos bivalvos que pudiera haber, consumirlos entrañaría un serio riesgo para la salud. Eso porque no ha trascendido que cambiasen las calificaciones sanitarias de un espacio marítimo-fluvial que en el 2011 fue uno de los nueve de Galicia que llevó a la Unión Europea a condenar a la Xunta por no aplicar la directiva de recogida, tratamiento y vertido de aguas residuales e industriales.

Acabar en el 2015

El Gobierno gallego reaccionó a los reproches europeos asegurando que trataba de cumplir con las normas comunitarias. Su propósito era, según el conselleiro de Medio Ambiente del 2011, promover inversiones para acabar con la contaminación de la ría de Viveiro en el 2015.

Cuando la fecha anunciada para regenerar la ría de Viveiro entra en su tercer mes, poco o nada ha cambiado. Mejoró el tratamiento de aguas residuales, con la depuradora que funciona en Lavandeiras desde el 2007.

¿Y los cinco millones de euros anunciados para regenerar la ría? Son un misterio, porque nunca se ha vuelto a saber cómo ni cuándo se invertirían. Y no porque el Concello no haya preguntado, ni reclamado actuaciones concretas. Lo penúltimo que ha trascendido públicamente ha sido una contestación de la Consellería de Medio Ambiente. Meses atrás decía estar redactando un proyecto de saneamiento para Celeiro, donde los vertidos también tiñen de blanco el mar en las salidas de desagües, y daba cuenta de la intención de «mellorar» la depuradora de residuales de Lavandeiras.

«Rexeneración e limpeza da ría de Viveiro» es el nombre de la primera iniciativa que impulsó el edil Guillermo Leal para superar una asignatura medioambiental y sanitaria que, cinco años después, sigue pendiente. Basta pasear por la ría para verlo.