¿Quién tiene las piezas desaparecidas en iglesias de Ribadeo y Trabada?

José Francisco Alonso Quelle
J. ALONSO RIBADEO / LA VOZ

TRABADA

PEPA LOSADA

En una primera tasación, y no de todos los objetos que faltan, se calculó que valen al menos 25.000 euros

20 mar 2019 . Actualizado a las 16:41 h.

Casi siete años después de irse de A Mariña, el expárroco José Emilio Silvaje Aparisi regresará a Lugo para ser juzgado. La cita es el miércoles y el jueves en la Audiencia Provincial, el escenario para tratar de aclarar, o cuando menos poner algo de luz, en el misterio de las tallas e imágenes desaparecidas en iglesias de Ribadeo y Trabada que él administraba. Años después siguen faltando piezas, pero ¿quién se las llevó? ¿Habían desaparecido ya antes de 2008, cuando Sivaje llegó a A Mariña, dadas las lagunas en los inventarios que reconoce el propio Obispado? ¿Ocurrió en más iglesias o el descontrol era algo exclusivo en Ribadeo y Trabada? Son muchas dudas, y dos personas a quienes se apunta.

En la vista, José Emilio Silvaje será juzgado. No es un asunto menor. Para él el ministerio fiscal (el único que finalmente se personó en la causa, tras desistir el Obispado de Mondoñedo-Ferrol) pide una pena de cuatro años y medio de prisión y una multa de diez meses a razón de diez euros diarios, por un delito de apropiación indebida. En el banquillo también se sentará el coleccionista mindoniense José Jaime de Orozco Sánchez, para ser juzgado por un supuesto delito de receptación. El fiscal pide para él una pena de 18 meses de cárcel.

Y por supuesto, solicita que se devuelvan las piezas sustraídas, las desaparecidas. Y no es un asunto menor, pues en una primera tasación, incompleta, no de todas las piezas que faltan, se estimó que al menos podían valer unos 25.000 euros.

Han pasado casi siete años de la marcha de Silvaje, pero muchos aún recuerdan su breve paso por A Mariña, sobre todo en Ribadeo y Trabada, donde con su forma de actuar y personalidad se ganó legiones de fieles, muchos de los cuales después quedaron desencantados aunque, hay que insistir en ello, Silvaje siempre se ha declarado inocente.

José Emilio Silvaje Aparisi llegó a A Mariña a finales de 2008 y estuvo ejerciendo hasta principios de 2012, llegando a atender quince parroquias de Ribadeo y Trabada. Pronto comenzó a merecer titulares de prensa, por cuestiones tan dispares como una revuelta de campaneros a quien se negaba a pagar, por una plaga de termitas que invadió la iglesia de Covelas o por su decisión de no cobrar por las misas, en contra de lo que era tradición. También lo fue por sus gestos humanitarios. Hasta que estalló el caso de las piezas robadas. Fue a principios de 2012 en Sante (Trabada), por la desaparición de dos tallas (una Virgen del Rosario y una Santa María), a partir de la cual comenzaron a echarse en falta en muchas iglesias.

El escándalo saltó, porque al poco se extendió la sospecha de que Trabada y Ribadeo no eran excepción ya que el Obispado reconocía las carencias generalizadas de los inventarios. Silvaje se defendió diciendo que había decidido guardar muchas piezas (que tiempo después devolvió al Obispado) y que otras las había mandado restaurar sin pedir autorización previa, al considerarse custodio del patrimonio de las iglesias que atendía. Algunas las regaló, al creer que no tenían ningún valor. Y de otras que faltaron dijo no saber nada.

Se fue defendiendo su inocencia, acusando al Obispo Sánchez Monge («coja el báculo y deje la escoba», escribió) y asegurando que había gastado parte de su patrimonio personal en la conservación y restauración de obras de arte de la Iglesia.

Revista Interviú

Silvaje se ganó el calificativo de personaje singular. Criado en una familia acomodada de Gandía, pregonaba una humildad que no cuadraba con algunos de sus hábitos, desde su coche a salidas de tono como presumir de usar gafas de marca Prada. También gustaba codearse con la élite social. Se cuenta que llegó a A Mariña de la mano de Gea Escolano, el obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol, pero su contacto con la realidad más mundana duró poco, no llegó a los cuatro años.

Tras colgar el hábito, en otra chirriante estridencia protagonizaría un reportaje en la revista Interviú, contando su verdad. Ahora se juzgará.

Imágenes, cálices de plata y un manto bordado en oro

Silvaje tenía muchas piezas en su poder. Algunas las guardaba, dijo, para evitar su expolio. En marzo de 2012 devolvió 26 imágenes y objetos de culto al Obispado, además de un cheque al portador por importe de 2.100 euros correspondiente a fondos de la Capilla del Viso de Cedofeita. Pero en su escrito de acusación, el fiscal enumera otros objetos no recuperados que el Obispado reclama: una imagen de San José (recogida en el inventario artístico de Lugo) y una casulla blanca de la iglesia de Sante; dos cómodas de la de A Devesa; una imagen de San Francisco, otra de la Virgen del Carmen, dos misales antiguos, dos candelabros de metal altos y una bandeja de plata de la iglesia de Rinlo; un manto de la Virgen de los Dolores bordado en oro (recogido en el inventario artístico de Lugo) y una cruz, una cómoda antigua y un banco de la parroquia de Santa María Magdalena de Cedofeita; dos pares de floreros de la iglesia de la capilla de San Fernando en Valboa (Trabada), y tres misales antiguos, un cáliz de plata, un portaviáticos de plata, una cruz de latón, una mesa del siglo XVIII y una cruz de altar de la iglesia de Vidal. La tasación pericial de algunos de los objetos sustraídos asciende a 25.000 euros.