«Vivimos el accidente de Xove desde la desesperación y la desolación»

La Voz XOVE / LA VOZ

RIBADEO

Numerosos medios de emergencias participaron en la dispositivo formado por el trágico accidente de Xove, del que ahora se cumple un mes
Numerosos medios de emergencias participaron en la dispositivo formado por el trágico accidente de Xove, del que ahora se cumple un mes PEPA LOSADA

Se cumple un mes del siniestro en el que murieron 4 jóvenes de Ribadeo de 17 a 19 años

03 may 2023 . Actualizado a las 11:14 h.

Esta madrugada se ha cumplido un mes del fatídico accidente de tráfico de Xove en el que cuatro jóvenes de Ribadeo, de entre 17 y 19 años, perdieron la vida. «Vivimos aquel accidente entre la desesperación y la desolación, fue muy duro», reconoce a La Voz un miembro de los equipos de rescate y fuerzas de seguridad que participaron en el dispositivo de emergencia. Otros dos chavales que también viajaban a bordo del vehículo siniestrado, y que tienen 19 años, lograron sobrevivir, aunque el estado de uno de ellos (Daniel C.R.) continúa siendo grave y, al cierre de esta edición, todavía permanecía ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo (HULA).

Alrededor de una docena de agentes de la Guardia Civil, tanto de Seguridad Ciudadana como de Tráfico, de Xove, Burela y Lugo; varios miembros del Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) de Cervo, efectivos del parque de Bomberos de Viveiro, Vixiantes de Seguridade de Xove, Protección Civil y varias ambulancias de urgencias sanitarias del 061 colaboraron en la recuperación de los cuerpos de los chavales fallecidos, así como en la estabilización y posterior traslado al hospital del conductor del vehículo, que resultó herido de gravedad. El sexto ocupante del turismo, que viajaba en el asiento trasero con el cinturón de seguridad abrochado y que, antes de regresar al lugar donde se había producido el siniestro, se ausentó del lugar durante un tiempo que todavía no ha sido determinado de manera oficial, fue evacuado al Hospital Público da Mariña, en Burela, donde recibió el alta horas después.

 «Ni siquiera eran hombres o mujeres, ya no eran niños, pero eran casi adolescentes»

Impotencia, rabia o abatimiento son algunas de las sensaciones que sintieron parte de los miembros de los equipos de emergencias que intervinieron en el dispositivo formado a raíz del accidente de tráfico. Las circunstancias en que se produjo el siniestro, cuando estaban a escasos 200 metros de llegar a su destino, el piso que compartían en Palmeiro dos de los chavales, pero especialmente el número y la juventud de los fallecidos (Lara, de 17 años; Uxía, de 18; Sergio, de 18; y Jesús, de 19), conmocionó durante días a la sociedad en general y a los agentes, sanitarios, bomberos o efectivos del GES, entre otros, que prestaron asistencia. «Los fallecidos ni siquiera en hombres y mujeres; no eran niños, pero eran casi adolescentes», subraya uno de los profesionales que participó. Según precisó, lo más duro fue volver a casa. «Cuando llegas al lugar sientes abatimiento, un impacto profundo, pero entras en tu labor profesional y te dedicas a hacer lo que tienes que hacer. La gente más novata lo pasa mal, pero quien lleva años forma una especie de coraza y lo hace. Lo peor ocurre cuando vuelves a casa y te quedas solo. Ahí viene lo más duro...», señala.

«Familias rotas»

«Es muy duro porque hay cuatro familias rotas, y las de los dos chavales que sobrevivieron también lo están pasando muy mal», detallan las mismas fuentes. En esa línea, el responsable del Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) de Cervo, Mario Antuña, explicó aquel día que todos habían vivido una jornada laboral muy complicada debido a la carga emocional. «Para los equipos de emergencia hubo un momento muy duro a nivel emocional porque los móviles de los chavales no paraban de sonar, y todos sabíamos lo que había detrás de esas llamadas, de esos wasaps...», relató entonces. «Muchos de los que estábamos allí somos padres y fue muy complicado», indicó sobre unos momentos que se llenaron de «miradas cómplices y al suelo» de bomberos, guardias civiles, agentes de Tráfico, miembros de Protección Civil o sanitarios.