Carlos Hipólito, la voz de «Cuéntame», llega con «Oceanía» a Ribadeo: «Ha sido muy emocionante, es un homenaje a mi amigo Gerardo Vera que ya no está»

y. garcia RIBADEO/LA VOZ

RIBADEO

CUCO CUERVO

El actor representará la obra, en forma de monólogo, este sábado a las 20.00 en el auditorio municipal Hernán Naval

07 dic 2022 . Actualizado a las 21:15 h.

Cuántas obras maravillosas de teatro, y otros tantos espectáculos, ha visto pasar el auditorio municipal de Ribadeo. Pero, sin duda, por la historia que hay detrás, la representación de Oceanía toma un cariz especial en la programación cultural local. Porque uno de sus autores, Gerardo Vera, ya no está para poder disfrutarla, con su amigo el actor Carlos Hipólito representándola y con José Luis Arellano dando también impulso a este proyecto a título póstumo, además de José Luis Collado como coautor. En plena pandemia, el coronavirus se lo llevó a Vera pero dejando este «testamento artístico y vital», que llegará a la localidad ribadense este mismo sábado 10, a las 20.00 horas. Al otro lado del teléfono la voz que responde a la llamada es de lo más familiar, la voz de la emblemática serie Cuéntame cómo pasó, la de Carlos Hipólito, quien reconoce la energía personal que requiere el ponerse delante del público en formato monólogo y recordando a su amigo Gerardo.

_Ya podemos anticipar que Oceanía es una obra muy muy especial.

_Sí, muy especial. Gerardo Vera, que fue gran escenógrafo y gran director teatral, y una figura creo que imprescindible en la cultura de este país, empezó a escribir unas memorias que primero intentó armar como una novela pero que finalmente se acabaron convirtiendo en un monólogo. Él siempre quiso que lo hiciera yo. Éramos amigos, nos conocíamos, habíamos trabajado juntos tanto en cine como en teatro y estaba muy empeñado en que hiciera este personaje, que es autobiográfico para él. En un principio yo estaba reticente pues nunca había hecho monólogos. El monólogo no es un género que a mí me haya atraído especialmente, porque cuando me los habían ofrecido, en alguna ocasión, los había rechazado porque me gusta estar acompañado en el escenario. Por un lado por su insistencia, y por otro lado porque la primera vez que leí el texto me conmovió del tal manera y me emocionó tanto que acepté y le dije que sí. En vida de él todavía, hablábamos mucho de cómo íbamos a hacer la obra, la iba a dirigir él, incluso leímos juntos el texto alguna vez. Luego se nos fue, por el covid. Pensamos que aquello se quedaba en nada, porque sin Gerardo era muy complicado. La verdad es que, como había dejado armado un equipo, todos nos reunimos y pensamos en sacarlo adelante como un homenaje a él. José Luis Arellano, que era su ayudante de dirección, tomó las riendas y el resto se apuntó, por supuesto, al carro, y todos pusimos lo mejor de nosotros para hacerlo. Para nosotros ha sido muy emocionante sacar esto adelante porque es un homenaje a nuestro amigo que ya no está.

_¿Cómo hace para controlar la parte personal a nivel emocional?

_Me ayuda la propia estructura del espectáculo porque Gerardo no escribió una historia sobre su carrera profesional ni sobre su trayectoria, sino que realmente, lo que ha escrito y lo que finalmente es Oceanía, es la historia de un niño peculiar que se siente diferente y que intenta buscar su lugar en el mundo. Ese niño se convierte en un adolescente y después en un joven, pero cuando cumple 30 años se acaba el relato. Con esto quiero decir que el texto retrata un personaje al que yo no conocí. Conocí a un Gerardo ya mayor, con una edad. Ese Gerardo niño, joven y adolescente nunca lo conocí y eso me ayuda a distanciarme un poco emocionalmente de ese amigo que tuve y que ya no está. Solamente hay un momento al final de la función que hace una especie como de mirada retrospectiva en la época actual a todo lo que acaba de contar y ahí siempre me da un pellizquito, porque ahí sí se me parece al Gerardo que yo conocí. Él y José Luis Arellano [director] consiguieron armar un relato universal. Es decir, si alguien no sabe quién era Gerardo Vera, o no lo conoció, da exactamente igual porque es una historia que conmueve por si misma, sin necesidad de asimilarla a un personaje concreto. Tiene datos e historias que nos atañen a todos. Todos hemos sido niños peculiares de alguna manera y todos, en algún momento en nuestra vida, hemos sentido que no encajábamos. Por otro lado, relata lo que pasaba en los años 40, 50, 60 y 70 en España y es un trocito de nuestra historia reciente y que, de alguna manera, también nos atañe a todos. Aunque mucha gente no haya vivido ese clima posguerra civil, sin embargo, se lo habrá oído contar a sus padres o a sus abuelos. Es una historia que creo que consigue conmover y emocionar a todo el mundo, independientemente de que conozcan o no a Gerardo. En mi caso, me puedo proteger emocionalmente por eso, porque hablo de un Gerardo al que no he conocido.

«Ese Gerardo niño, joven y adolescente nunca lo conocí y eso me ayuda a distanciarme un poco emocionalmente de ese amigo que tuve y que ya no está»

_¡Qué curioso! Es como si algo hubiera sentido él, antes de fallecer, para dejar lista su última obra y además autobiográfica.

_Es curioso. Creo que él escribió Oceanía porque el relato está armado en torno a la relación con su padre. Habla mucho de su pueblo, de Castilla, de su familia, del entorno social y político en el que le tocó vivir, pero también habla mucho de la relación con su padre, que es una relación muy tormentosa y muy bonita. Empieza con una admiración absoluta hacia su padre (es el jefe de Falange en su pueblo) cuando es un niño, nace en una familia instalada y bien adinerada con fincas y tierras, donde todo 'está a favor' para que tenga una infancia feliz y cómoda y sin embargo, no es así. Pasa, como digo, desde la admiración absoluta cuando es pequeño al odio total e incontrolable cuando es adolescente, por una serie de cosas que el padre hace, que perjudican a su familia, pero si quieres saber cuáles son... hay que venir a ver la obra [sonríe]. Finalmente, termina en un acercamiento a través del amor y el perdón cuando el padre ya es mayor y está a punto de morir. Esta obra contribuye mucho a que el público empatice con lo que está viendo porque todos hemos pasado por momentos en que tuvimos mejor o peor relación con nuestros padres, con nuestra familia, a veces los repudiamos, otras los necesitamos...

_Describe casi a la perfección las etapas de la vida: el necesario apego infantil, la habitual rebeldía en la adolescencia y ya en la fase adulta cuando nos vemos repetiendo lo de nuestros padres y así empezamos quizás a entenderlos... y perdonarles.

_Exacto, es lo que retrata Oceanía. A veces los creadores consiguen dar con algo que conecta absolutamente con la sociedad.

_Si Oceanía nos retrotae a los años 40, 50, 60... Casi se asemeja a la línea temporal de Cuéntame, donde además usted ha sido la voz narradora siempre.

_No tiene que ver la familia de Oceanía con la de Cuéntame, pero sí que refleja varias décadas. Cuéntame empezaba a finales de los 60 y Oceanía habla de los 50, los 60 y llega un poquito a los 70. Todas las historias de nuestro pasado reciente conectan de alguna manera con Cuéntame, que ha sido un vehículo para retratarla también.

_¿Cómo lleva el ser la voz de la serie? ¿Le reconoce la gente por la calle?

_¡Sí, mucho y es muy bonito! Hay gente que me pide 'por favor, hábleme un poquito porque me encanta escucharle'. Me hace mucha gracia porque la verdad es que como no cuesta nada agradar a la gente, yo lo hago. Y me dicen '¡qué emoción!'. Fue un trabajo que a priori estaba convencido de que iba a ser muy anónimo porque era una voz en off pero se ha acabado convirtiendo en un personaje más de la serie, quizás por lo longeva que es y la cantidad de años que ha estado ahí, esa voz narrando y contando. Se ha convertido en algo familiar para mucha gente que la ha visto y la sigue viendo. Ese trabajo de locución de Cuéntame se ha convertido en algo muy importante para mí, aparte que me gusta mucho hacerlo y me trae muchos recuerdos, también me ha granjeado el afecto de mucha gente, que me dice cosas muy bonitas.

«Estaba convencido de que iba a ser muy anónimo porque era una voz en off pero se ha acabado convirtiendo en un personaje más de la serie»

_Hay voces que tenen muchísima personalidad en el terreno del doblaje, por ejemplo.

_Por ejemplo, Ramón Langa que ha sido la voz de Bruce Willis, un día que estábamos rodando juntos había un momento en que yo hablaba y tenía que volverme para mirarle, y yo pensaba 'ahora cuando me vuelva, me va a hablar Bruce Willis'... Es muy curioso lo que pasa.