Chocolates Moreno Ribadeo, la dulce trayectoria de una fábrica con 130 años

Yolanda García Ramos
yolanda garcía RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

Imagen de archivo de la actual fábrica de Chocolates Moreno Ribadeo, con José Rodríguez  Pepe  en primer plano y en segundo Rosa Díaz y María José Ríos, quien dice que  sen eles, Moreno non existiría
Imagen de archivo de la actual fábrica de Chocolates Moreno Ribadeo, con José Rodríguez Pepe en primer plano y en segundo Rosa Díaz y María José Ríos, quien dice que sen eles, Moreno non existiría PEPA LOSADA

Fernando Ríos adquiría en 1945 la que Vicente Villadonga había fundado en 1891

15 sep 2022 . Actualizado a las 22:00 h.

«Para hacer buen chocolate se requiere un tacto especial, un olfato privilegiado para distinguir los buenos cacaos y honradez». Son palabras convertidas ya en recuerdo del ribadense Fernando Ríos a quien, tal y como se acredita en el contrato original, el 30 de octubre de 1945 le traspasaba su fábrica de chocolate Vicente Villadonga y cuyos orígenes se remontan a 1891, hace 130 años. Ríos la bautizó con el apodo familiar: «El Moreno». Al principio, vendía en tienda, en la calle Ramón González, hasta que también saltó a la carretera con un 600 para llegar a los alrededores de Ribadeo. Su hija conserva curiosidades que él le contaba, de la época dura de la posguerra en la que inició su sueño empresarial: cuando iba «en moto a Xixón ao porto cando entraba o cacao e tiña que poñer periódicos por debaixo da roupa para abrigarse» o cuando «compraba cupos de cacao, azucre e fariña, das materias primas para facer o chocolate».

Retrospectiva de la fábrica que Vicente Villadonga traspasaría en 1945 a Fernando Ríos  El Moreno
Retrospectiva de la fábrica que Vicente Villadonga traspasaría en 1945 a Fernando Ríos El Moreno CEDIDA POR MARÍA JOSÉ RÍOS

 El famoso Famoscao

Tanto las tabletas como el preparado en polvo Famoscao conservan en su actual envoltorio la imagen tradicional que María José recuerda incluso desde sus primeros años de vida, una estética vintage que evoca algo tradicional, de toda la vida e intergeneracional. Famoscao sigue deleitando paladares, llegando incluso a Islandia, «un orgullo». «Cando comezou, non sei por que, había moitas fábricas de chocolate e do cacao aproveitábase todo. A cascarilla tamén se vendía, ou máis ben se regalaba, porque quen non podía chegar a comprar o cacao, a cascarilla facíaa a modo de infusión no leite para dárlle sabor».

Imagen antigua del emprendedor chocolatero ribadense Fernando Ríos
Imagen antigua del emprendedor chocolatero ribadense Fernando Ríos cedidas por maría josé ríos

«Para hacer buen chocolate se requiere un tacto especial, un olfato privilegiado para distinguir los buenos cacaos y honradez» (Fernando Ríos)

En este caso, el refrán «en casa de ferreiro coitelo de pau» no se ajusta a la realidad familiar: «A miña filla maior non toma outro cacao que non sexa o noso; ata cando ía de excursión tiña que levar o seu paquete de Famoscao e logo, todos se apuntaban a el».

Al jubilarse el fundador tomó las riendas de la empresa su hija Ángeles. En 2010, su hermana María José cogería el relevo formando sociedad limitada junto a José Rodríguez «Pepe» y Rosa Díaz. «Sempre me pareceu que o futuro noso podía ser moi halagüeño, sempre que fósemos no mercado algo distinto», señala ella. La materia prima es venezolana. «Porque temos un convenio non escrito coa casa que xa lle suministraba a meu pai para que nos manden a pasta de cacao co de mellor colleita», indica.

Documento del traspaso de la fábrica de 1891, el 30 de octubre de 1945, por 52.519 pesetas
Documento del traspaso de la fábrica de 1891, el 30 de octubre de 1945, por 52.519 pesetas

En tiempos tan inciertos como los actuales por el covid (aunque en Moreno con web a punto) notan el cierre de la hostelería, consumidor clave: «A compra de supermercados e tendas é o que nos salva, e tamén xente que coñece a nosa calidade».

Imagen de archivo de María José Ríos con su padre
Imagen de archivo de María José Ríos con su padre cedidas por maría josé ríos

«Sinto moito que meu pai non chegase a probar os bombóns»

María José Ríos es distribuidora de la marca pero representa también la innovación en la empresa, ya que en 2016 lanzaba un nuevo y exitoso producto, Bombones Ribadeo, con alguno de sus surtidos hechos con algas. Actualmente, está en proyecto ampliar la variedad de rellenos. De cara al futuro, idea forjar una interrelación con Tomás Rodríguez, quien va a abrir un negocio en Neda elevando el cacao a otra categoría de consumo y al que conoció en Chocolat Academy. «De el aprendo moitísimo», dice entusiasmada. «Sinto moito que meu pai non chegara a probar os bombóns, pero sinto que dalgunha forma os aproba e se sinte orgulloso», finaliza.

Clientes destacados: Leopoldo Calvo Sotelo e hijo

«Leopoldo Calvo Sotelo era un gran consumidor de chocolate do Moreno», destaca María José Ríos. Uno de sus hijos, en una entrevista en calidad de embajador, comentó que su madre siempre le enviaba por valija «La Comarca» y unas tabletas de chocolate Moreno.