«Trinta anos detrás da barra dun bar dan para moito, é para celebrar»

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

J. ALONSO

Carlos Martínez cogió el traspaso del bar El Nido de Robin de Ribadeo, con su mujer, cuando tenían 23 y 18 años, y nueve años después adquirió el local en propiedad

29 mar 2019 . Actualizado a las 21:03 h.

Con 23 años, Carlos Martínez Lastra, veigueño afincado en Ribadeo, entró en el mundo de la hostelería. Dio el paso con su mujer, Loli, que tenía 18. Ninguno de ellos contaban con experiencia en el sector, pero se arriesgaron a coger el traspaso de El Nido de Robín, uno de los locales con solera de Ribadeo, en la calle Dionisio Gamallo, junto al parque municipal. Estuvieron una semana aprendiendo lo básico de Enrique Vieites, que había fundado El Nido de Robin años atrás. Así aprendieron a cocinar las raciones típicas del local: lacón, oreja, tortillas... con las que han seguido todos estos años. Porque de aquel tiempo han pasado 30, los que Carlos lleva detrás de la misma barra. Treinta años, dice, que han dado para mucho y a los que seguirán cuando menos otros diez más antes de plantearse la jubilación.

El lunes, 1 de abril, es la fecha del aniversario y El Nido de Robín va a abrir sus puertas (de forma excepcional, porque cierra todos los lunes) para celebrarlo. De siete a nueve de la noche, los que acudan al bar serán invitados a una consumición.

«Empecei aquí de cero», recuerda Carlos. Tenía 23 años y 9 después dio otro paso: adquirir el establecimiento en propiedad, lo que aprovechó para hacer una importante reforma. «Fai xa 21 años deso», recuerda. «¡Como pasa o tempo!». Un período de su vida del que se siente satisfecho, pese a reconocer que la hostelería exige un sacrificio personal: «Pechamos en novembro, por vacacións, pero o resto de ano solo os luns. Os festivos é cando máis caixa fas, e non vas pechar».

«As cousas cambiaron. Agora non hai as rondas de antes, quizais porque se introduciron viños máis caros. As rutas de viños acabáronse. A xuventude xa non é tanto de viño, é máis de cervexa».

«Antes a xente gastaba moito máis a principios de mes. Na primeira quincena xa amañabas, pero agora non sabes que fin de semana vai ser o mellor, se o primeiro ou o último», añade.

Treinta años en los que apenas ha introducido cambios. «Seguimos na mesma liña, con racións de polbo, orella, tortilla, lacón... O que tiven sempre. Se funciona, para que vas cambiar? E a veces canto máis metes peor é».