Un bulo sobre el agua tóxica alarmó en Ribadeo

La Voz RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

JOSE ALONSO

Indignación en los ribadenses por la impunidad con la que suceden los vertidos de lixiviados al río

28 feb 2019 . Actualizado a las 18:36 h.

Con indignación y pasmo. Así asistieron muchos ribadenses a un nuevo vertido de lixiviados al río Grande que derivó en el embalse de Lexoso, uno de los puntos de captación del agua que se consume en el casco urbano de Ribadeo, y que provocó un fuerte mal olor desde el lunes por la noche hasta buena parte del martes en el agua que manaba de los grifos. Otro sentimiento fue el de cierto temor sobre si sería o no potable. Con las nuevas tecnologías los rumores corren a velocidad de vértigo por Internet, y por grupos de wasap y perfiles de Facebook comenzó a circular la noticia de que el agua era tóxica. «No beber», fue la consigna. Hubo incluso quien aseguró que así se lo habían dicho en el Concello. Ya se sabe como son estas cosas en Internet: en origen alguien se lo había dicho a alguien, pero al poco el rumor ya adquiría visos de absoluta certeza.

El hecho de que el Concello no se pronunciase tampoco ayudaba a disipar las dudas. Porque a esas horas, el martes por la mañana, en el Concello no daban abasto para contestar llamadas. Hubo quien, directamente, harto de dar explicaciones, decidió no contestar más al teléfono.

El alcalde, Fernando Suárez, antes de pronunciarse quería disponer de toda la información. El comunicado del Ayuntamiento llegó sobre las tres y media de la tarde, para expresar su malestar por una situación que se repite desde hace años sin que nadie le ponga coto; para señalar, una vez más, a Os Irmandiños, y para enumerar la retahíla de organismos a quienes ponían al tanto de lo ocurrido para que tomasen medidas.

Suárez dejaba claro que el agua siempre había sido potable. Ya, pero, ¿quién no tiene dudas con el olor que desprendía? Los análisis verifican que siempre se cumplió con todos los parámetros legales establecidos y que por lo tanto nunca procedió dar la orden de prohibir el consumo. Pero ocurre que el olor no figura en ningún parámetro, porque no es relevante en términos de salubridad. ¿Y quién iba a beber el agua de Ribadeo con el hedor que desprendía?

Un vertido más. Hasta el próximo. En el Concello se reconoce que poco se puede hacer ya, tras poner hace un par de años el caso en manos de la fiscalía de Medio Ambiente. La carta enviada este martes al Seprona por el alcalde no entraña dudas, al hablar textualmente de los vertidos al río Grande como un «risco para a saúde pública dos nosos veciños» y pidiendo que se tomen las medidas que procedan para resolver de una forma definitiva a la situación.

Un problema que se detecta en Lexoso, porque hay un embalse. Pero también ya hay quien apunta a un sospechoso trajín de cisternas que, dicen, circulan periódicamente por Ribadeo hasta Barreiros, O Costal o Reme.