—Lo más normal es que dure un par de segundos.
—¡Qué rápido!
—Puede haber una buena enganchada que dure treinta o cuarenta segundos, pero suelen ser rápidos. Cuando van dos con la misma fuerza o la misma técnica se queda todo frenado.
—¿Qué quiere decir?
—Hay técnicas en las que tiras hacia fuera, hacia la punta de los dedos del contrario. O hacia dentro. Depende de si tienes el brazo pequeño y tiras más de fuerza, como yo.
—Tiene su complicación el asunto.
—No se lo imagina. Y porque se lo estoy explicando, si lo ve, se queda alucinado. La gente cree que uno tira para un lado y el otro para el contrario. No se imagina lo que hay.
—Habrá también alguna lucha psicológica...
—Aquí no. Aquí la psicología es que vengas convencido ya de casa. A mí si me miran mal, pues lo siento mucho.
—Cuando compite, ¿dónde mira a su rival?
—Yo no miro nada. Me engancho al brazo y espero la señal del árbitro.
—La señal es lo importante.
—Exacto. Da igual lo que entrenes. Como no escuches la salida, ya puedes volver para casa.
—¿Cuántos combates necesita para ser campeón?
—En el último campeonato que gané y no perdí ningún combate, eché seis.
—Va rápido entonces.
—Una tarde.
—Esto no tiene edad.
—No. Mientras te encuentres bien...
—A usted le llaman el gallego.
—Sí, porque cuando empecé no había nadie de Galicia. Me empezaron a llamar Fran el gallego y así quedé.
—Con usted no se mete nadie, ¿no?
—Y si se meten, tienen un problema, porque yo me voy. A veces, tomando algo, que es cuando la gente se pone más valiente, alguno quiere probar un pulso. Pero no se puede, porque en esas mesas es donde te puedes lastimar.
—Ya. Y para darle la mano... con cuidado.
—No, hombre. Si me la da normal no hay problema. Pero si veo que me va a apretar, fijo que algo le aprieto. Y lo va a notar, ¿eh? Es que nosotros trabajamos mucho la mano. La gente piensa que el pulso es el brazo, pero eso no importa; lo que importa es la mano y la muñeca. Por eso el que te da la mano para apretar, se equivoca.
—¿Podría romper una nuez con la mano?
—Nunca probé, pero creo que no. Las nueces están duras. Pero mire, tengo una máquina aquí en casa en la que aprieto casi ochenta kilos.
—¿Celta o Dépor?
—Real Madrid a muerte y de segundo, el Celta.
—Defínase en cuatro palabras.
—¡Uf! Prefiero que lo haga mi mujer, que está aquí al lado [Y se pone su mujer al teléfono]. Humilde, competitivo, obsesionado y muy buena persona.
—¿Cual es su lugar favorito?
—La montaña. En Ourol. Yo soy de montaña, no soy de mar.
—Dígame una canción.
—Ahí sí que me mata. No soy nada de música. Alguna de Shakira, pero me da igual.
—¿Que diría que es lo más importante en la vida?
—La salud... El dinero y el amor, ja, ja.