Marino mercante en otoño e invierno, y hostelero «vikingo» en primavera y verano

Lucía Rey
lucía rey O VICEDO / LA VOZ

O VICEDO

Borja Fernández, en las instalaciones del chiringuito ubicado en el antiguo varadero de O Vicedo
Borja Fernández, en las instalaciones del chiringuito ubicado en el antiguo varadero de O Vicedo PEPA LOSADA

Borja Fernández Chao, de 34 años, dirige El Varadero, en O Vicedo

31 jul 2023 . Actualizado a las 17:48 h.

«Cando te sacan de pequeno do podo, o único que queres é volver; e ó revés, cando non sales de pequeno do pobo, estás desexando marchar». Borja Fernández Chao resume con estas palabras la pasión que siente por O Vicedo, el municipio «vikingo» donde nació hace 34 años; del que se tuvo que ir siendo un niño, y al que regresó con el objetivo de quedarse a vivir de manera continua. De ahí que este licenciado en Náutica e Transporte Marítimo compagine su trabajo como segundo oficial de la Marina Mercante durante el otoño y el invierno, con la dirección durante los meses de verano de El Varadero, un exitoso local hostelero situado junto a la playa de Fomento y que se ha convertido en un referente del ocio diurno y nocturno en la zona.

El negocio nació en el año 2020, en plena pandemia del covid, al abrigo de La Bodeguita del Puerto, el chiringuito que dirigen sus padres, Francisco y Fuensanta, en el puerto, y en el que también colaboran él y su hermana Carolina. Las instalaciones son un lujo, puesto que están emplazadas en el antiguo varadero de O Vicedo, que durante cuarenta años construyó y reparó decenas de barcos pesqueros de madera. El abuelo de Borja, Vicente, Cholo, de 91 años, fundó esta carpintería de ribeira junto con un socio, Jaime. La reconversión del sector naval, cuando los barcos de acero y metal ganaron la partida a los de madera, supuso la desaparición de un negocio familiar que llegó a tener tres barcos en propiedad: el Torre de Likona, el Madre Generosa y el Puente da Barca.

El Varadero ha colocado un original banco en su jardín, junto al mar
El Varadero ha colocado un original banco en su jardín, junto al mar PEPA LOSADA

Vestigios de esa época pasada pueblan cada rincón de El Varadero. Desde botes de pintura reconvertidos en asientos, a una antigua nevera, letreros, nasas transformadas en asientos... Una antigua mesa de dominó, otra de un bar ya desaparecido conocido como «O polaco»... Mil y un detalles que en su mayor parte son obra de Fran, el padre de Borja, que revela con una sonrisa franca: «Non son carpinteiro de ribeira, pero case».

Mil y un detalles de carpintería de ribeira pueblan cada rincón del negocio hostelero
Mil y un detalles de carpintería de ribeira pueblan cada rincón del negocio hostelero PEPA LOSADA

Hamburguesas y música

El negocio hostelero funciona en verano a pleno rendimiento, desde mediados de junio a mediados de septiembre. Además de bebidas y copas oferta una sabrosa carta en la que tienen protagonismo las hamburguesas. Este año ha incluido, como novedad, la música en directo. Y por eso ya ha organizado algún concierto. El proyecto lo merece, porque el local dispone de un espléndido jardín en la parte delantera emplazado donde otrora se situaba el carro del varadero. Y en él han colocado también un banco que se ha hecho famoso con el lema: «No hay verano sin beso en O Vicedo».