Memoria de mariñáns: Trasancos, un emigrante de O Vicedo que se fue con 12 años y nunca regresó

La Voz

O VICEDO

Comercio en Atuel de Francisco Martínez Trasancos
Comercio en Atuel de Francisco Martínez Trasancos CEDIDA POR MARTÍN FERNÁNDEZ

Su comercio en Carmensa/San Pedro de Atuel (Argentina) era casa de ramos generales pero también daba crédito a los agricultores y les facilitaba herramientas de trabajo

03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Martínez Trasancos era natural de O Vicedo (Lugo). Tenía doce años cuando bajó del barco con su tío en Buenos Aires. Corría el año de 1904 y habían ido a probar suerte, atraídos por lo que contaban miles de gallegos que les habían precedido en su aventura. Cerca de millón de paisanos llegaron a la Argentina entre 1857 y 1930. Según el Censo de Población de 1914, en Buenos Aires vivían ese año 150.000 gallegos mientras que en A Coruña no pasaban de 60.000. Tío y sobrino se establecieron en Zárate, una ciudad de la provincia de Buenos Aires sobre el río Paraná. Luego, el sobrino marchó a Mendoza donde tuvo un gran almacén, se casó y nunca regresó. Era muy limpio, elegante, y le gustaba cantar.

Zárate ?que hoy tiene 100.000 habitantes- era entonces un cruce de caminos en el entorno de Buenos Aires. Las grandes líneas del ferrocarril y un puerto de 23 kilómetros sobre el río le daban un gran carácter comercial y una febril actividad ligada a la soja, la madera y la carne. El joven Francisco consiguió trabajo de dependiente en una bodega de ramos generales. Nada nuevo, era el destino común a la mayoría de los inmigrantes. Él cobraba ocho pesos mensuales y vivía en la propia bodega. Los domingos, el patrón le daba un peso a cuenta, tenía que cortarse el pelo y el lunes devolver lo que le había sobrado y explicar en qué gastara el crédito…

Trabajó allí durante 19 años. Al cumplir 31, había reunido un pequeño capital con el que afrontar el sueño de todo emigrante: tener negocio propio, ser dono de seu… Así que comunicó al matrimonio que le había dado empleo su decisión y voló por sí mismo. No hubo reproches ni cuentas pendientes ni deudas que pagar. Supo que había un lugar, llamado San Pedro de Atuel, en Mendoza, al que acudían en masa inmigrantes italianos, suizos, ucranianos y españoles, y allá se fue.

La localidad había sido fundada por un ingeniero noruego, Pedro Christóphersen, alrededor de la estación de tren en la que instaló su empresa de cultivos agrarios. La presidía un gran letrero con su razón social, Carmen SA, el nombre de su hija. Los viajeros del tren veían al pasar el rótulo y empezaron a llamar al lugar Carmensa creyendo que así se llamaba el lugar, y no San Pedro de Atuel. El noruego dividió la zona en parcelas de 25 y 30 hectáreas y trazó canales para llevar el agua a los lotes.

Para poblar sus tierras, distribuyó folletos en Buenos Aires en los que se comprometía a pagar el pasaje de quien migrase hacia allí. Les cedía sus tierras, a modo de alquiler, a cambio de un porcentaje de las cosechas de maíz, trigo, cebada, papa y tomate. Y al cabo de cinco años los colonos tenían opción de compra.

Trasancos adquirió al principio una máquina trilladora con la que prestaba servicios pero pronto regresó a lo suyo y abrió un almacén de ramos generales.

20 pesos por oír a Caruso

La Casa Trasancos era el comercio más importante que había en Carmensa/San Pedro de Atuel. Era casa de ramos generales pero también daba crédito a los agricultores y les facilitaba mercaderías y herramientas para el trabajo. Cuando los campesinos no podían pagar en metálico, Trasancos aceptaba los productos que ellos producían, como semillas de alfalfa, pasto, cerdos, huevos y otros animales para faenar.

La proximidad con la estación del tren facilitó el crecimiento del negocio y, en 1946, ya casado y con tres hijos ?según recuerdan Ximena Pascutti y Romina Ruffato en la revista Rumbos-, el emigrante de O Vicedo se instaló en la capital mendocina para que sus hijos tuvieran acceso a la enseñanza y a la educación. En Mendoza abrió un almacén de venta de miel que aún se mantiene en activo.

Su hijo Ángel lo recuerda como un hombre de gran elegancia natural, simpático y afable, cuya vida giraba en torno al trabajo y a sus hijos a los que supo transmitir amor por el terruño a pesar de que él casi no hablaba gallego ni regresó nunca a O Vicedo.

Solo le recuerda una pasión, un ocio, un recreo. Le gustaba mucho cantar y una vez juntó dinero para ver al gran tenor italiano Enrico Caruso en el Teatro Colón de Buenos Aires. «Le costó la entrada veinte pesos y en el gallinero…», dice.

Su familia también se asentó en la provincia mendocina. Uno de los primeros hoteles de Carmensa fue el de Francisco López y su esposa Benita, que eran los suegros de Francisco Martínez Trasancos. Otra rama de la familia se asentó en Buenos Aires. El 1 de junio de 1929 llegaron en el buque Sierra Ventana su hermano Nicolás Martínez Trasancos y su mujer Hortensia, a los que acompañaban la madre de Hortensia, Angustias Prieto García.

Uno de los gallegos más destacados de los que se asentaron en la provincia fue Mariano Videla, natural de Cee (A Coruña), que tuvo un hotel de 152 habitaciones y fue Vicecónsul de España en la región desde 1942 a 1975. Murió en 1985 con 90 años.

Una hermana de 41 años se casó con el alcalde de Riobarba, de 77, que falleció 17 días después

Una hermana del emigrante de O Vicedo en Argentina, que se llamaba Nicolasa Martínez Trasancos, protagonizó una curiosa noticia, firmada por Vicente Fernández, según publica la revista Vivero en Cuba el 8 de abril del año 1912.

El corresponsal informativo señala en su crónica que el 8 de marzo de ese año se casó en la iglesia parroquial de Riobarba «el alcalde, don Aniceto Cora y Rivera, a la edad de 77 años, el que se conservó hasta dicho día soltero, con la también soltera aldeana Nicolasa Martínez Trasancos, de 41 años».

La noticia no tendría nada de particular si no fuera porque el propio corresponsal aclara en su nota que «el Cora Rivera falleció a los 17 días de enlazado, o sea, el día 25, en su domicilio de Tellado». El infortunado alcalde poco disfrutó de su luna de miel aunque pudiera ocurrir que disfrutó en exceso, como aseguraban los vecinos…

Vivero en Cuba acostumbraba a dar cuenta a sus lectores de las bodas, nacimientos y defunciones de las localidades del distrito. En el número del día antes citado, se destaca que, además del anciano alcalde y la hermana de Trasancos, durante ese mes de marzo, se habían casado también José Fernández Salgueiro con Concepción García Vázquez, ambos del barrio de Espido, y Antonio López con María González López, do Tellado, que establecieron su domicilio en el burgo de Coba.

Entre las defunciones, resalta las de Benita Galdo, de Coba, y Francisco Fraga Vale, del Velar, que estaba casado con Carmen Trótamos Pernas.