«Xa chegan os viquingos! Atacade!»

andrés vázquez / s. c. O VICEDO / LA VOZ

O VICEDO

Pepa Losada

Vicedenses y turistas disfrutaron de una jornada repleta de espectáculos, batallas, juegos y mucha cultura

29 jul 2019 . Actualizado a las 22:14 h.

Después de unas horas lloviendo, salió el sol en O Vicedo y con él llegaron los vikingos. Algo tarde, eso sí, pues el desembarco comenzó con media hora de retraso. «E que tamén foron intentar entrar polo sitio máis complicado», comentaban desde tierra los antiguos marineros. Cuando todos estaban ya pensando en maneras de atracar, el barco tocó tierra y los invasores saltaron de él.

?El grito de los caballeros cristianos se escuchó en todo el arenal: «Xa chegan os viquingos! Atacade!». Y eso hicieron. Aunque los recién llegados estuvieran comandados por Jesús Novo, el alcalde de O Vicedo, no dudaron en lanzarse contra los locales. Daba comienzo el combate y poco a poco iban cayendo los jinetes que se encargaban de defender la playa. Espadas, escudos, caballos y flechas, nada podía con la fuerza nórdica. Hasta que solo quedó un hombre: el que acabó con el rey vikingo Costilla de Hierro. La batalla había terminado y los guardianes vicedenses habían vencido. Los muertos se levantaron de la arena tras la aparición de la diosa de San Román y el líder vikingo fue enterrado con los honores de sus tierras. Solo quedaba ir a comer.

La acción de la mañana dejó a los asistentes con hambre, por lo que era normal el movimiento que se daba en los puestos de comida en los minutos posteriores a la batalla. Los puestos de artesanía y los numerosos eventos previstos estaban esperando para pasar una tarde amena y divertida, así que era importante llenar el estómago, tanto para cristianos como para vikingos. Y así fue, las horas vespertinas pasaron entre combates, juegos, bodas, justas y otras demostraciones, dejando muestra de la época que se pretendía representar y que estuvo presente en O Vicedo tantos años atrás.

«Encántalles», comenta José Antonio Quelle, responsable de la Casa da Cultura de O Vicedo. Tanto para los vecinos como para los veraneantes, la Romaxe es una fecha ya señalada en el calendario, y eso que este ha sido solo su cuarto año. «Aos nenos gústalles polos combates, aos adultos polos disfraces e a todos polo contorno marabilloso no que se realiza», dice Quelle, también vestido de vikingo. Es un gran atractivo turístico, que otorga al pueblo mucha actividad e ingresos para los hosteleros de la zona. No en vano, uno de los públicos que más se siente atraído por la fiesta es el veraneante que, en palabras de José Antonio Quelle, «goza moito tanto da contorna como da cultura».

Que los turistas gozan la fiesta tanto como los locales se hace evidente tan solo con escuchar los acentos que suenan en los alrededores de la playa. Del País Vasco, por ejemplo, llegan Ianira e Ibán, acompañados de amigos y de unos cuantos niños y niñas. «Estamos recorriendo la costa gallega, desde Vigo, y ahora estamos en el cámping de Foz», cuentan mientras disfrutan de unos refrescos. Aunque este es el primer año que vienen, no dudan en elogiar a la festividad vicedense, pues «el no tener mucha fama la hace todavía mejor».

La actividad turística es clave en eventos como este pero solo si se hace un turismo responsable las fiestas y los pueblos pueden preservar su encanto. Es el caso de O Vicedo.

Después del desembarco de los vikingos, se vivió sobre la arena de la playa de San Román un emocionante combate que maravilló al público