«Sempre houbo inmatriculacións de bens na Igrexa, é un mecanismo legal»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

MONDOÑEDO

La vieja rectoral de Santaballa (Vilalba) fue comprada por asociaciones de la parroquia
La vieja rectoral de Santaballa (Vilalba) fue comprada por asociaciones de la parroquia PALACIOS

La inscripción es necesaria para vender o para ceder una propiedad

21 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las inmatriculaciones de bienes son habituales en el sur de Europa, en países cuyo derecho está influido por el romano, y menos frecuentes en el norte. Pese a ello, en una comunidad como Galicia no son muchos los bienes rústicos que están inmatriculados. Así lo manifiesta el sacerdote Juan Pablo Alonso, miembro de la unidad pastoral de Vilalba y delegado de Bienes Inmuebles y de Gestión Forestal en el Obispado de Mondoñedo-Ferrol.

Es habitual que por esa fincas se pague una cantidad anual, correspondiente al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Sin embargo, es una cuestión distinta a la inmatriculación: el pago del IBI depende del valor que asigne la Dirección General del Catastro, y la inmatriculación se efectúa en el Registro de la Propiedad de cada zona. Para una inmatriculación puede presentarse el título de propiedad; si se ha perdido, una acta notarial permite acreditar la propiedad, explica Alonso.

 ¿Son una novedad las inmatriculaciones que hace la Iglesia?

No. En las últimas semanas ha trascendido que algunos ayuntamientos revisarán las propiedades inmatriculadas por la Iglesia. El proceso, recuerda Alonso, procede de la etapa de José María Aznar como presidente del Gobierno, en la que se fomentó el proceso. Niega que hubiese con la Iglesia menos rigor que con otras instituciones interesadas en el procedimiento: «Á Igrexa, como propietaria de bens, abríuselle unha porta para acceder rapidamente ás inmatriculacións, como ás administracións públicas», explica. «Estase dando a coñecer unha parte coma se fose un todo», cree.

 ¿Por qué la Iglesia católica tiene bienes rústicos sin inscribir?

«Non hai presión xeracional», dice Alonso. Una familia puede efectuar ese trámite por cuestiones relacionadas con la herencia o por la realización de una compraventa o de una hipoteca. Sí hay, de todos modos, circunstancias que acaban obligando a inmatricular un bien: por ejemplo, la construcción de una carretera o un proceso de concentración parcelaria. «Sempre houbo inmatriculacións; é un mecanismo legal que está vixente», asegura el sacerdote.

 ¿Qué coste tiene la inmatriculación de una propiedad?

El que hace una inmatriculación debe pagar una tasa, que está relacionada con el valor que se le asigna: por ejemplo, puede pagarse una tasa de 170 euros por una casa y una de 70 por un terreno no muy extenso.

 ¿Se ha realizado la anotación de algún bien que no fuese de la Iglesia?

«Pódese cuestionar o procedemento, pero non se botou abaixo ningunha inmatriculación», dice Alonso. El sacerdote admite que alguna vez pueda haber existido algún error, pero agrega que esos fallos también pueden aparecer si quien realiza el trámite es un particular. Por otro lado, recalca que la Iglesia no ha buscado fines especulativos en estos casos. «Non se vendeu a catedral de Mondoñedo», comenta.

Además, detalla el sacerdote, en estos casos hay un proceso de exposición pública, seguido de otros de alegaciones. Tampoco es un procedimiento irreversible, de modo que se echan abajo aquellos en los que se aprecian fallos.

 ¿Cómo podía la Iglesia comprobar que un bien era suyo para inscribirlo?

Se acudía a los archivos parroquiales para constatar esa propiedad. Para realizar la inmatriculación, debía presentar también una certificación catastral descriptiva, que debía coincidir plenamente, subraya Alonso, con los datos del documento extraído de un archivo parroquial. Los documentos de parroquias, empezando por los denominados libros de fábrica, tienen siglos de antigüedad.

En los años noventa del siglo pasado, añade Alonso, en la diócesis de Mondoñedo-Ferrol se llevó a cabo un inventario informatizado en el que intervinieron los sacerdotes Ramón Otero Couso, que fue ecónomo del Obispado, y Ángel Anllo.

 ¿Se gana seguridad al hacer la inmatriculación de un bien?

Alonso es claro: «Dáse seguridade», dice. En algunos casos, afirma, fue necesaria una inmatriculación para vender o ceder una propiedad. En el municipio de Vilalba, por ejemplo, se vendieron en años pasados las casas rectorales de Santaballa y de Alba. La primera fue comprada por varias asociaciones; la segunda, por la asociación de vecinos.

 ¿Son muchas las propiedades que tiene la Iglesia católica?

Sí. Alonso, no obstante, matiza: «A Igrexa ten moitas propiedades, pero moitas delas non teñen valor inmobiliario». Subraya, en cambio, que el cuidado y la conservación de ese patrimonio exigen un esfuerzo económico que no tienen relación con el valor económico. «A Igrexa ten moitas propiedades, pero non ten centros comerciais», dice. «O valor está nos parques eólicos, no petróleo... Calquera o pode ver», asegura.