En 1908, de 66 mozos de Viveiro en edad militar, 40 emigraron y 20 pagaron por librarse

MARTIN FERNÁNDEZ VIVEIRO/LA VOZ

MONDOÑEDO

RICARDO MARTÍN

Una de las causas de la emigración gallega fueron los prófugos, la huida del servicio, la decisión de no morir

10 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En plena dictadura franquista, la cómica Mary Santpere decía que «en España no hay divorcio….pero existe el ahí te quedas». Era una forma de decir que la gente encuentra siempre caminos alternativos frente a disposiciones oficiales que, a menudo, no responden al interés general sino al de unos pocos…

En 1908, El Correo de Galicia publicaba en su número 3 una reveladora noticia: «De los 66 mozos sorteados el actual año en el municipio de Vivero, resulta que se hallan ausentes en América 40, quedando sólo 6 que puedan ir al servicio pues los restantes tienen excepción legal al pagar la alta cifra que les exime». El dato demuestra que una de las causas de la emigración gallega fueron los prófugos, la huida del servicio militar, la decisión de no morir, de no perder los mejores años de una manera improductiva.

El hecho no era aislado. Dos meses después, en Mondoñedo los datos eran aún más reveladores: de los 58 jóvenes que componían el reemplazo de ese año, 25 estaban en Argentina, 14 en Cuba, 18 en ignorado paradero…. y sólo quedó uno para acudir «a la llamada de la Patria».

Entre los años 1910 y 1920, muchos ayuntamientos de A Mariña dedicaban buena parte de sus sesiones a confeccionar y dar cuenta de los expedientes de prófugos. La Guerra de Marruecos y las enfermedades y epidemias que se contagiaban en el periodo militar ofrecían cifras devastadoras. Entre el comienzo de la guerra y hasta 1912, para los jóvenes en edad militar se condicionaba su salida al extranjero al pago de una fianza de Quintas de 6.000 reales, una cifra que multiplicaba por 5 o 6 el precio del pasaje.

Amnistía en 1920

Como los campesinos no podían llegar a ella, lo habitual era huir, adelantar la salida a los años de la niñez y acudir a la emigración clandestina como polizones, en bodegas de los barcos, con documentación falsa, etc. El hecho de que en España todo fuesen dificultades y en los países de acogida no hubiera ninguna (necesitaban población y mano de obra) era un factor que multiplicaba la opción de la emigración clandestina.

El conflicto con Marruecos concluyó con la detención de Abdelkrim en 1927. Primo de Rivera decretó una amnistía para los prófugos emigrantes y a partir de entonces y en la 2ª República fue disminuyendo el número de prófugos. En 1946, Franco autorizó la emigración aunque mantuvo la restricción para los jóvenes en edad militar a los que obligaba a depositar 500 pesetas antes de embarcar como garantía de retorno para cumplir el servicio militar…

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Galicia presentaba durante esos años datos de una auténtica revuelta antimilitarista

La hostilidad de los jóvenes y de los campesinos gallegos al servicio militar fue una de las causas económicas que determina, explica y anticipa la emigración. Para ellos ?gentes laboriosas, trabajadoras y muchas veces ingenuas- la mili significaba tiempo perdido que sólo servía para corromper y desmoralizar a los jóvenes, para inocularle enfermedades y vicios y para dejarlos al final en la calle sin oficio ni beneficio.

Esa hostilidad se refleja bien en el número de prófugos respecto al de los alistados en Quintas, según explica Miguel Anxo Murado. Mientras que provincias tan poco migratorias como Segovia o Toledo tenían tasas de prófugos del 2,8% y el 4,18%, las de las provincias gallegas oscilaban entre el 39,5% de Ourense, el 40,1% de Lugo y el 43, 68% de A Coruña en el año de 1925. Lo que suponen datos casi casi de una auténtica revuelta antimilitarista…

En O Valadouro, por ejemplo, según el Correo de Galicia de 1908, de un reemplazo de 30 jóvenes, fueron 13 los prófugos, como se escribió en otra crónica de Memoria de Mariñáns. Y ese mismo año, en Alfoz fueron 14 los huidos de la mili: Jesús Lorenzo, Dodolino Trigo Hermida, Manuel Moscoso Couso, José Vivero Carreira, José Expósito Couso, Antonio Canoura Otero, Pedro Pardeiro Ramudo, Elías Bermúdez Pena, Juan Geada Fernández, José Mon Canoura, Cándido Díaz Canoura, José Munguía Otero, Jesús Veiga Piñeiro y Generoso González Cortegaza.

41 prófugos de Mondoñedo, 26 de Foz, 13 de O Valadouro y 10 de Cervo

Los prófugos iban a más. En junio de 1904, según El Norte de Galicia hubo 22: Pedro Parga Mon, Amando Lamas Rodríguez y José Otero Rapa de Cangas; José Gómez, Manuel Ramos Val, José Ramos Fernández y Eduardo Suárez Rocha, de San Acisclo; Ramón Prieto Rodríguez y José Fernández Lestegás, de Fazouro; Manuel Pérez Fernández y Manuel Moreda Villarino, de San Martiño; Manuel Vázquez, Ramón López Alvarez, Francisco Garcia Ramos, José Hermida López, Francisco Moreda Suárez y Ramón Díaz Rio, de Nois; y José Peña Rodríguez, José Hermida Estua, José Lamela Alonso, Juan González Villamil y Ramón Rodríguez Fanego, de Vilaronte.

Cuatro años más tarde, en el mismo Foz fueron 26 los huidos: Francisco Quiza García, Atilano Freire Mon, Manuel Novo Rico, Jesús Mon López, José Balmayor Rego, Manuel Chao Díaz, Emilio Llano Fernández, Leandro González, Angel Alvarez Díaz, Florencio Otero Rapa, José Rodríguez Fanego, Máximo López Muñiz, Antonio Moscoso Palmeiro, Nemesio Moreda Suárez, Amador Martínez Río, Alejandro Fernández Couto, Vicente López, Manuel Pena Díaz, Amaro Fanego Ramos, Heliodoro Rodríguez Alonso, José Basanta Lourín, José González Alonso, Francisco Doce Caseiro, Máximo Canoura Arnaú, Francisco Otero Val y Francisco Rodríguez Maañón.

Ese año en Mondoñedo hubo 41: Jesús Muiño, José Díaz Rey, Antonio Barreira García, Manuel Pardo Rey, José Vila Vázquez, Emilio Sánchez García, José Antonio Goyos, Ramón Alvarez Vázquez, Jesús García Zapico, José Antonio Albeiro, Tomás Barreira Freijo, Gustavo Tapia Leivas, José Mª Robles Rodríguez, Fernando del Riego González, Jesús Novás Santamarina, Manuel García Polo, Ladislao Couso, Juan Díaz Leitón, José Antonio Expósito Pena, Antonio Rego Díaz, Gonzalo Fraga González, José Díaz Rodríguez, Sabino Pérez, Antonio Insua Díaz, José Polo Losada, Santiago Pi, David Pérez López, José Palacios Méndez, Cayetano Maseda Iglesias, José Antoni Cañamaque, Jesús José Mediavilla, Manuel Redondas Maseda, Ricardo Vidal, José Antonio Larén, Manuel Pedreira López, José Mª Bermúdez, Daniel Coldeira González, Antonio Loureiro Fiallega, José Nogueira Cabanela, José Alonso García y Pedro Arias Marzo.

Y en Cervo, Eco de Galicia informa que en el año 1892 hubo un total de 10 prófugos: Guillermo Cao Alvarez, Tomás Fernández, Emilio Albelo González, Emilio Rodríguez Eijo y Francisco Castro Gómez, de Cervo; José Fdez. Otero, de Burela; Manuel Baltar Villares y José Pena Rodil, de Lieiro; Antonio Castro, de San Román; y José G. Ramos, de Sargadelos.