José R. Oural, emigrante de Lourenzá al frente del Centro Asturiano de Tampa

Martín Fernández

LOURENZÁ

ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ / ARCHIVO FAMILIAR OURAL LÓPEZ

08 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ramón Oural y Josefa López fueron dos emigrantes de San Xurxo de Lourenzá que se casaron en La Habana en 1922 y marcharon, en busca de mejor vida, a Tampa (Florida) entonces la capital mundial del tabaco. Tres años después nació su primer hijo, José Ramón, y al siguiente su hija Josefina, Melba. En 1932 decidieron que ella volvería al pueblo con los niños, de 6 y 7 años, y él se quedaría un tiempo, acumulando fortuna, en aquella ciudad joven, próspera e inmigrante. Pero en 1936 el jinete de la muerte afiló su guadaña: triunfó el golpe militar contra la República y Ramón no tuvo más objetivo que sacar a su familia de España. Lo logró en noviembre de ese año con el apoyo del gobierno americano. Y ahí comenzó una nueva página en la vida de sus hijos, muy distinta a la que él había soñado.

Melba estudió Secretariado en Tampa, se casó con Charles Hero Plumbing, trabajó como contable en el negocio familiar de tuberías y desagües y tuvo dos hijas, Melody y Lorrie, y un hijo, Kent. Falleció en Tampa el 23 de diciembre de 2017, a los 91 años. Su hermano, José Ramón Oural López, tras participar en la 2ª Guerra Mundial, se casó con Hilda Folgueira, hija de emigrantes mindonienses, graduada en la Universidad de Tampa y profesora de los colleges de West Tampa y Pierce. Con ella, fallecida en 1996, tuvo dos hijos, Mark y Craig. Tras enviudar, mantuvo una relación de 20 años con Amalia Mollie Owens con la que visitó Galicia por última vez en 2006 antes de que ella quedara ciega.

Sociedades y solidaridad

José R. Oural, que murió en Tampa el 27 de abril de 2019, fue gerente de la empresa de pinturas Sherwin Williams durante 30 años y luego regentó su propio negocio de venta de barnices hasta que lo vendió en 1987. A lo largo de su vida mantuvo una intensa actividad en sociedades benéficas y laborales y en otras orientadas a cohesionar la colonia española. Fue fundador y primer presidente, en 1962, del Ybor City Sertoma Club, entidad humanitaria de ayuda a niños sordos, y presidente en 2001 del Woodworkers Club, una asociación para facilitar trabajo y empleo.

En las sociedades de emigrantes, presidió de 2009 a 2013 el histórico y poderoso Centro Asturiano que, con el Centro Español -que también presidió- llegó a representar a 14.000 gallegos y asturianos pues Tampa fue el foco principal de la emigración española a los Estados Unidos entre 1890 y 1945. Fue fundado en 1886 para proporcionar asistencia médica y ofrecer actividades sociales, de recreo y educación.

Tenía hospital propio y dos cementerios, de 1904 y de 1942, en los que están enterrados más de 3.000 emigrantes. Su majestuoso y singular palacio social -nombrado en 1914 «el edificio más hermoso del Sur»- está incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos.

Su familia evacuada en 1936 y su misión secreta en la Francia ocupada

Josefa López, la madre de José Ramón y Melba, recibió el 19 de agosto de 1936, cuando residía en San Xurxo (Lourenzá), un telegrama del cónsul americano en Vigo, Warren C. Stewart, en el que se interesaba por su situación y la de sus hijos. Contestó: «Todos sin novedad». Ramón, su marido, tras el golpe de Estado de Franco, había pedido al gobierno de los Estados Unidos sacarlos de España. Pero Josefa señaló al canciller «no poder obtener el pasaporte de las autoridades españolas de iure por el actual estado de guerra».

Ella -según la cédula personal de la Diputación de Lugo- era natural de Lourenzá, tenía 42 años, casada, sus labores, y el 26 de mayo de 1936 vivía en una casa de alquiler en San Xurxo por la que pagaba 1,20 pesetas. Tras el telegrama, pidió instrucciones a su marido y este le remitió un billete de pasaje -el n.º 182, de 3ª clase- para ella y sus hijos en el barco Vulcania de la Sociedad Triestina de Navegaçao. De nuevo fue el cónsul Stewart quién le informó: «Esposo reservó tres pasajes linea italiana Lisboa salir Vulcania. Stop. Sugiero presentar dispuesta viaje en Vigo lo antes posible con documentos en regla». Entonces logró -vía diplomática- un pasaporte español el 26 de octubre de 1936, embarcó con los niños en Lisboa el 26 de noviembre y llegó a Nueva York el 3 de diciembre.

Uno de aquellos niños, José Ramón Oural López, tenía 11 años. Y ocho años después formaba parte de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) del gobierno americano, los servicios secretos que operaron en Europa en la 2ª Guerra Mundial. En mayo de 1944, la OSS le encargó una misión en solitario en la Francia ocupada. Tenía que interrumpir y desviar comunicaciones por radio y preparar material y personal local para ayudar a la invasión aliada de Europa. Esa singular experiencia le sirvió a José R. Oural -ya concluida la guerra y vuelto a Tampa- para poder conectarse con radioaficionados de todo el mundo y ser un enlace clave para entrega de suministros y ayuda en diversos desastres naturales.

Con su amigo Ángel Rañón, de A Devesa, recopiló mil apodos de la comunidad de gallegos en Florida

La actividad en pro de la colonia de José R. Oural no cesó ni cuando se jubiló. Una tarde de 1998 cuando estaba con su amigo Ángel Rañón, de A Devesa (Ribadeo), -a quién se dedicó una página en esta serie el 21 de febrero de 2016- en casa del legendario jugador de béisbol Al López, de origen asturiano, se les ocurrió hacer un inventario de los motes que tenían los españoles de Tampa. Comenzaron anotando varios en una servilleta -Gaiteiro, El Gallego, El Galleguito fino, Garibaldi, Garrafón, Gasolina, Gasparillo, El Gato, Ginebrita, El Gitano, Gori, El Grillo, Guajirito, El Guayabo...- y acabaron publicando un manual con más de mil apodos.

En 1928 regresó a Ribadeo

El padre de Angel Rañón -Domingo- había llegado a Tampa en 1921 desde Cuba. Su esposa, Ramona Fernández, vivía en A Devesa con dos hijos, Juan y Angel. En 1928, Domingo regresó a Ribadeo, tuvo otro hijo, José, y regresó en 1931 a Florida con toda la familia. Su hijo Ángel se casó con la devesana Eusebia -a la que no conoció en A Devesa, pero sí en Nueva York- y tuvo con ella cuatro hijos: Jhon, María, Alicia y Carlos. Tenía gran habilidad para la talla de madera y ayudó a rehabilitar un viejo tranvía recuperado hace diez años en Tampa. Fue masón, gerente de la constructora Rañón y Jiménez y gran amigo de Oural.

Los dos compartían una historia similar y el orgullo ser gallegos y españoles. Participaron en diversos cambios de Ybor City y en la película Un legado de humo que dirigieron James Fernández y Luis Argeo.

Rañón y José R. Oural dejaron una profunda huella en la comunidad tampeña por ser amigos francos y leales y personas humildes, amables, serias y muy trabajadoras.